Cuando fuera no hay nada, empiezas a mirar para dentro de tí mismo.

     (Esto es lo que sucede en el Camino Francés cuando llegas a Castilla. El Camino Francés empieza en Roncesvalles, Navarra, y al principio disfrutas un montón contemplando los bonitos paisajes. Bosques de hallas, praderas, pueblos de montaña... Luego disfrutas de la ciudad de Pamplona. Luego de Estella, de Viana, de Los Arcos... Llegas a la Rioja y pasas Logroño, donde puedes tomarte unas buenas tapas, y sigues viendo los bonitos viñedos riojanos... Llegas a Burgos y quedas pasmado con la Catedral... Pero luego entre Burgos y León... "no hay nada", solo inmensas rectas que no se acaban nunca, llanuras peladas...Es el tiempo para la soledad. Y ahí llega el momento de empezar a mirar para dentro, y de ver tu propio paisaje interior. Es el momento de conocerte de verdad, desnudo en medio de la nada, tu mismo, solo, tal como realmente eres... Después de León, una vez que has pasado la dura prueba de encontrarte contigo mismo, vuelves a descrubir la belleza del paisaje, la emoción de llegar a Galicia, la sensación de estar cerca de la meta, la alegría de encontrarte a peregrinos que caminan a tu lado... La verdad es que el Camino Francés está muy bien pensado, y es una verdadera escuela para encontarse a uno mismo. Estoy convencido de que este es uno de los secretos de su éxito).

"O que converte a vida nunha bendición non é facer o que nos gusta, senón que nos guste o que facemos" (GOETHE)

"No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si yo no hubiera vivido" (Pedro Arrupe)

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