VIAAURIA POR CASTRO CALDELAS, TEIXEIRA, ABELEDA... E AS RUÍNAS DO MOSTEIRO DE SAN PAIO

¿Belleza o tristeza? ¿A qué huelen las ruínas?

“A calidade paisaxística deste lugar é dunhas dimensións tales que ten que ser sentida alí mesmo para poderse facer una idea da súa perfección e beleza” ... "os paraíso sempre teñen unha serpe agochada"... (Isabel Aguirre de Urcola, Arquitecta)

     Sábado. 17 de noviembre. Dicen que va a llover.

     Madrugar. Pereza. Seis de la mañana. Ufff!.

     Cerrar los ojos. Ennadarse. Poner los contadores a cero. Vaciarse de deseos y de expectativas. Todo lo que suceda será un regalo.

     Viaje en coche hasta Ourense. Conversaciones matutinas. Gonzalo, Xan Alfonso, Pilar y un servidor. Tras aparcar el coche vamos al bar de siempre... donde nos recibe la joven y jovial camarera con su sonrisa habitual. Sus palabras, su mirada, su alegría... todo esto ya es un regalo. Parece que vale la pena madrugar. Una infusión de roibos nos calienta el cuerpo por dentro...

    Llega el bus. Subimos. Saludos. Huele a alegría, un olor muy típico de viaauria. Hay luz...

     Los buses nos dejan en Castro Caldelas. Ángel nos da una hora libre, para tomar un café, para ver el Castillo, para callejear, para comprar agua, bocadillos y fruta, para ver la feria... No nos sobra el tiempo, sino que más bien se nos hace corto...

     Ya pasa de las diez cuando empezamos a caminar. Contra todo pronóstico... no llueve. Incluso el sol intenta asomar tímidamente sus narices. Y alguna gente que no vino porque a última hora se dió de baja por miedo a la lluvia... ¡Tiene narices! ¡Miedo! ¡Nunca deberíamos tener miedo!...

     Las vistas son muy bonitas. El otoño está lleno de color. La niebla acaricia el paisaje con su mano de seda. Una estrella lejana sonríe suavemente sobre la piel de la tierra.

     Castaños, setas, hojas en el suelo... Es otoño: tiempo de sembrar los sueños que dormirán en invierno y despertarán en primavera...

     Resuena el eco de una voz: "en cada estación del año debemos comer sobre todo los frutos que en ese momento nos da la Madre Tierra". Hay castañas en el suelo, abandonadas, olvidadas... Cogemos algunas. Las pelamos. Las comemos... También quedan algunas uvas despistadas en las cepas... Dulces, maduras... Están ricas. Son las últimas de Filipinas... Pero sobre todo comemos conversación, compañía, amistad, alegría y belleza...

    A lo lejos se ven las ruínas imponentes del Monasterio de San Paio de Abeleda. Hacia él se dirigen nuestros pasos. Tiene una fuerza secreta y misteriosa en su interior que nos atrae... ¡Cuánta vida había dentro ... hasta que llegó la desamortización!... Rubén pregunta: "¿Si Mendizabal supiera lo que iba a pasar luego... habría hecho igual la desamortización?". Buena pregunta. Ahora también nos están "desamortizando". ¿Quiénes? ¿Saben los desamortizadores cómo va a ser la ruina que nacerá de lo que están haciendo?... STOP.

     Cuando llegamos al Monasterio se produce un pequeño milagro. La Iglesia está cerrada. Pero justo en ese momento unas personas están viéndola y tomando unas fotos de ella. Esto nos permite asomarnos y contemplar su interior... A veces no importa correr mucho y llegar temprano... sino que lo genial es llegar en el momento adecuado... Y este lo es.

     Saboreamos la belleza del abandono. ¿Belleza o tristeza? ¿A qué huelen las ruínas?

     Delante del Monasterio, indiferente en apariencia a la decadencia, vive un tilo centenario... Y un roble. ¿Ellos también lloraron por la desaortización? Puede que sí. ¿Quién lo sabe? ¿Quién sabe lo que piensan los árboles? No. No tenemos todavía capacidad para comprender sus pensamientos...

     Volvemos a caminar. Unos pocos nos desviamos para ver una casacada, mientras el grupo continúa. Cuando volvemos ... nos encontramos con varios cruces. Tenemos que decidir. Guiados por la intuición. Nos es dificil no perdernos. Pero al final nos reencontramos con el grupo...

    Estamos todos en un pequeño pueblo. Empieza a llover. Es la hora de comer. Cada uno intenta buscar cobijo donde puede: bajo un balcón, en un cobertizo... Está un momento desapacible... Un vecino coge un manojo de llaves ... y empieza a abrir puertas: una bodega, una cocina... etc... Nos manda pasar para que podamos comer bajo techo, sin mojarnos... Y nos trae botellas de vino. ¡Su vino! ¡Esto es hospitalidad! ¡Cuánta gente buena hay en el mundo!... ¡Gracias! ¡Muchas gracias!.

    Al terminar de comer volvemos a caminar. Un cómodo camino nos lleva paralelos al Sil. Del otro lado del río se ven los bancales de viñedo (socalcos). De nuestro lado adornan el paisaje los bosques de castaños y otras especies autóctonas. ¿Por qué de este lado no hay apenas viñedo? Porque esta es la cara que mira al norte. El viñedo está en la cara que mira al sur.

     Estamos en la Ribeira Sacra. Se percibe la milenaria energía especial que siempre ha irradiado esta tierra.

     Llegamos a un río. Lo cruzamos por un puentecillo de cemento. Y al otro lado encontramos una larga pasarela de madera que nos va llevando por una de las laderas del río Mao. Ahora empieza a llover con fuerza. Las nubes se rompen, se desatan... Llueve a carcajadas... Y la mayor parte de los caminantes sonríen. Es el misterio de la lluvia, que nos llena de vida, de energía y de plenitud. Tenemos ganas de bailar. Y de cantar. "Singin' in the Rain" (año 1952... ¡xa choveu!).

    La pasarela nos conduce a un lugar que se llama FÁBRICA DA LUZ. Allí un señor está preparando una degustación de setas. Huele muy bien. Sonreimos por dentro. ¡Qué bonito es vivir!

(Juan, 17-11-2012).

NOTA: A la vera del camino, cerca de las ruinas, vemos un cartel que nos habla del Monasterio de San Paio. Empieza así:

     UNHA PAISAXE SINGULAR. O Mosteiro de San Paio de Abeleda, ben que poderíamos dicir: a ruína do Mosteiro de San Paio de Abeleda, encóntrase nunha belisima paraxe da Ribeira Sacra, entre a altura dominante da vila de Castro Caldelas e o río Sil, nun pequeño val rodeado de Montañas que se asoma ao río cando fura o canón hasta achegarse ao río Miño.

     .... A calidade paisaxística deste lugar é dunhas dimensións tales que ten que ser sentida alí mesmo para poderse facer una idea da súa perfección e beleza...

     Pero os paraíso sempre teñen unha serpe agochada. No medio desta narureza potente e fermosa están as tristes ruinas do mosteiro que falan da hisotira do seu abandono...

"O que converte a vida nunha bendición non é facer o que nos gusta, senón que nos guste o que facemos" (GOETHE)

"No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si yo no hubiera vivido" (Pedro Arrupe)

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