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"... pero, en calquier caso, ¡el Camino de Santiago existe! y en él se encuentra la magia, el espíritu y la simiente de un mundo nuevo, más humano, mejor y diferente". (Juan)

Camino de Santiago. Via de Arlés (Francia). Camino Aragonés. Peregrinos en Santiago.
Juan
Agosto 2012

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El libro de Tiebas


CAMINO DE SANTIAGO 2012

Once días de felicidad...

Solo los ojos son necesarios para entender.

Only the eyes are needed to understand.

Tylko oczy sa potrzebne, aby zrozumiec.

Solo gli occhi sono necessari per comprendere.

Seuls les yeux sont nécessaires pour comprendre.

Solum oculis necessaria sunt ad intellegere.

Endast ögon behövs för att förstå.

Só os ollos son necesarios para comprender.

(RELATO PROVISIONAL Y EN CONSTRUCCIÓN... )

Días 3 y 4 de agosto de 2012

Salida de casa, viaje en tren, y camino desde Somport hasta Villanúa

El Camino te da todo lo que necesitas. Si necesitas beber, te da agua. Si necesitas comer te da comida. Si necesitas cariño te da un abrazo... Solo tienes que abrir los brazos y recibir lo que el Camino te regala...

Si me falta el amor, no me sirve de nada.

Ejercicio de ennadamiento: No necesito nada, me siento bien con lo que tengo.

     Día 3 de agosto de 2012. 19:30 horas. Estación de Ourense Empalme. Tren Hotel con destino a Barcelona próximo a estacionarse en vía 3. Dos peregrinos esperan en el andén. En su cara se dibuja una profunda sonrisa. Sus mochilas están cargadas de ilusión y de libertad...

     Llega el tren. Subimos. Buscamos nuestros asientos... Vagón 38. Está genial. Asientos cómodos. Reclinables automáticamente con varias posiciones. Se manejan mediante un mando. Del brazo del asiento sale una mesita para colocar delante para comer o para escribir... Parece magia. Una azafata muy simpática, que se llama Miriam, nos pregunta hasta donde vamos y toma nota para despertarnos cuando lleguemos... Nuestro destino inicial es Zaragoza...

     El vagón va casi vacío. La azafata nos comenta que en esta época el tren viene desde Barcelona hacia Galicia lleno... pero que de Galicia hacia Barcelona viaja muy poca gente... En otras épocas es al revés...

     Más tarde, cuando voy al baño, me sorprende ver que hay allí un cambiapañales... ¡Es una gozada ver cómo han mejorado los trenes en los últimos 30 años!... Recuerdo mis viajes a Pamplona (vía Alsasua) en este tren, hace más de 25 años, cuando era estudiante de Derecho... Entonces a este tren que viajaba de noche de Galicia rumbo a Barcelona le llamaban el Shangai, porque iba abarrotado de gente... Eran vagones con muchos asientos, en los que la gente viajaba apretada... Y encima muchas veces los pasillos iban también llenos de gente sentada o tumbada en el suelo... Hacinados. ¡Cómo ha cambiado todo desde entonces! ¿Todo? No. Todo no. Ha cambiado lo externo y lo material... Pero lo de dentro, lo esencial sigue siendo igual...

     Recibo una llamada de mi sobrino Rubén. Lleva dos días haciendo el Camino Francés. Empezó en Saint Jean de Pied de Port. Me llama desde Zubiri. Está completamente emocionado. Me dice que el Camino te da todo lo que necesitas. Si necesitas beber, te da agua. Si necesitas comer te da comida. Si necesitas cariño te da un abrazo... Tienes que abrir los brazos y recibir lo que el Camino te regala. No lo puedes rechazar... Me cuenta que en un pueblo una señora les regaló una lechuga para que se hiciesen una ensalada... Lo importante no es quizás la lechuga... sino la generosidad... Me despido de Rubén, feliz de verle tan contento...

    La azafata simpática nos trae una manta, un antifaz, y unos tapones de oídos... todo para que podamos dormirnos cómodamente. Y nos da también unos auriculares para escuchar música, una botella de agua, un cepillo y una pasta de dientes... ¡Qué pasada!

     Al subir al tren cruzo la mirada con una chica y tengo la sensación de que tiene algo de especial. Luego, dando un paseo por el tren, me la encuentro en otro vagón y me pongo a hablar con ella. Se llama Sara. Lee un libro sobre la importancia de vivir el momento presente. Es licenciada en biología. Trabaja en la Universidad. Hace Yoga. Le gusta y le apasiona todo lo que hace. Vive intensamente cada momento de su vida. Dos horas de agradable conversación se pasan volando...

     Luego vuelvo junto a Ignacio y nos ponemos a cenar. Un bocadillo de salchichón. Rico. Muy rico. De postre ciruelas verdes. Las saboreo y mi cuerpo se inunda de recuerdos de infancia: saben igual que las del árbol aquel que había en Camba, en la era, detrás de mi casa... ¡Qué ricas!

     Y así llegamos a Ponferrada. Más tarde, en León, sube una chica que se acomoda en nuestro vagón. Se llama Alma. Lee un libro que trata de la misericordia. Hablamos con ella. Es una chica que también hace Yoga. Hasta el punto de que ahora mismo está viajando hacia Zaragoza, para ir luego a la provincia de Huesca, a un monasterio budista, para asistir a un curso de yoga que dura varios días. Me entran ganas de cambiar todos mis planes, y de apuntarme a ese curso de yoga... Pero no lo hago... Quizás porque intuyo que en el Camino me esperan muchos momentos de intensa felicidad...

     Vuelve Miriam, la azafata, de vez en cuando, para ver si necesitamos algo. Conversamos con ella. Nos cuenta que lleva muy poquito tiempo trabajando aquí... En un momento en que ella no está, en una hoja improvisamos un manifiesto, y escribimos: "Los pasajeros del coche 38 solicitamos que a la trabajadora Miriam se le haga contrato por tiempo indefinido"... y lo firmamos todos los que vamos en el vagón. Luego se lo entregamos... Es simplemente una forma sencilla de decirle que estamos contentos con la forma en que hace su trabajo...

     A las 6 y pico de la mañana Miriam viene a despertarnos... Nos bajamos del tren y nos despedimos de ella con un beso... Llegamos puntualmente a Zaragoza... Nos despedimos también de Alma, la chica que va a hacer el curso de Yoga. A Sara, que va en el coche 23, le he dejado encima de su regazo una nota escrita deseándole un buen día y una vida feliz. Cuando fui a verla por la mañana para despedirme de ella estaba durmiendo y no quise despertarla.

     He dormido muy poco. Pero ha sido un viaje muy agradable. En compañía de gente positiva. Me siento muy bien.

     En Zaragoza está amaneciendo. Hay una luna muy grande en el cielo. Estamos en la estación Zaragoza-Delicias, la estación del agua. Veo una frase escrita con letras muy grandes que me gusta. Dice así:

"UNIR

PERSONAS

ES LO QUE

NOSOTROS

LLAMAMOS

PROGRESO".

 

     En la misma estación cogemos un trenecillo que va hacia Canfranc. Nada más subir al tren veo a un hombre que está escribiendo un nombre en un cartón: "OLORON". Es la primera vez en mi vida que veo esta palabra. Pero al leerla noto que el corazón se me acelera. Siento una sensación extraña. Es como si fuera un mensaje cifrado dirigido a mí.

     Sin que yo le pregunte nada él hombre me explica que se acaba de divorciar... y que está retomando sus viejas amistades... Y que hoy se ha despertado de pronto a las cuatro de la mañana y ha decidido ir a visitar a unos amigos que viven en un pueblo francés que se llama Olorón... Y que piensa viajar primero en tren hasta Canfranc y luego en autoestop... y que por eso está haciendo el cartel, para luego mostrarlo al hacer autoestop...

     Nunca había oído el nombre de Oloron... Y lo que menos me imagino en este momento es que va a ser un lugar importante en nuestro peregrinar de este año...

     Mucho tiempo después de salir de Zaragoza el tren nos acaba dejando en la estación de Canfranc... Una estación impresionante, demasiado grande para el lugar en el que se encuentra.. Parece ser que esta iba a ser la gran estación del ferrocarril que iba a enlazar España con Francia ... pero un accidente de un mercancías en un puente en la parte francesa cortó la línea y ya nunca más se volvió a restablecer el tráfico ferroviario entre ambos países por este lugar...

     En Canfranc Estación desayunamos. Y luego buscamos un bus para subir a Somport. Mientras estamos esperando el autobús español... llega un autobús francés, con una conductora totalmente negra que no habla ni palabra de español... Por gestos le preguntamos si va a Somport. Nos dice que sí, y subimos... Et voilá... En pocos minutos estamos ya en el alto, en la frontera entre Francia y España. Tocamos tierra francesa. Admiramos la belleza de los Pirineos. Majestuosos. Impresionantes. Solemnes.

     Es casi mediodía. La temperatura es perfecta. Hay nubes y dicen que por la tarde va a caer una tormenta. Estamos a 1640 metros de altura y a 858 km de Santiago. Estamos en Somport: el summus portus de los romanos... Que no es ni mucho menos el lugar más alto de los Pirineos... pero sí que es el lugar más alto por el que pasaba una calzada romana. Somport es, por su menor altitud y sus pendientes suaves, el paso más cómodo de todo el Pirineo central.

     Sellamos la credencial en el albergue Aysa. No parece que aquí presten mucha atención a los peregrinos. Da la impresión de que sus mejores clientes son los senderistas y montañeros que vienen para hacer rutas por los Pirineos... No se percibe aquí un ambientillo ni un olor propio del Camino. Hay más bien un olor abstracto e impersonal...

      Nos hacemos algunas fotos. Y empezamos a andar. Encontramos arándanos maduros a la vera del Camino y comemos algunos. Probamos también unas pocas frambuesas.

     Al pie de Somport, cerca de Candanchú, encontramos las ruinas de lo que fue el famoso monasterio-hospital de Santa Cristina, levantado en el siglo XI, como refugio para comerciantes y peregrinos... Este de Santa Cristina fue uno de los tres grandes hospitales que acogían a los peregrinos durante la baja Edad Media, junto con el Hospital de Jerusalén y el del Gran San Bernardo (en los Alpes).

     Un sendero bonito, bien cuidado y bien señalizado nos conduce hasta la estación invernal de Candanchú. Nos llama la atención un curioso letrero que reza: NO APARCAR. PELIGRO. CAIDA DE NIEVE DEL TEJADO. Está claro que los peligros de cada lugar son diferentes...

     Un poquito más abajo de Candanchú encontramos fresas silvestres, maduras. Las probamos. El Camino nos está regalando belleza para los ojos y dulzura para el paladar. Un poco más adelante empezamos a ver avellanos. Pero las avellanas están verdes todavía...

     Seguimos bajando por un sendero bonito, cómodo, agradable, bien cuidado, bien señalizado, fácil de andar... Estamos pisando a la vez el Camino de Santiago y el GR 653... Muy pronto llegamos a Canfranc Estación... Encontramos el refugio-albergue Pepito Grillo... Intentamos entrar para sellar la credencial. Pero está cerrado... Seguimos caminando por Canfranc Estación, buscando un lugar para comer. Veo un cartel que me llama la atención, pues dice: "EL MIÉRCOLES 1 DE AGOSTO SE CELEBRARÁ A LAS 12:00 EN LAS PISCINAS MUNICIPALES DE CANFRANC LA REUNIÓN DE JÓVENES IDEALISTAS ORGANIZADA POR LA OMIJ". ¿Qué es la OMIJ?. Lo explica debajo en letras pequeñas: Oficina Municipal de Información Juvenil. Me parece fantástico que sigan existiendo jóvenes idealistas. Y que se reúnan. Y que se den este nombre... Tengo más de cincuenta años, pero aún así me siento incluido dentro del grupo de los jóvenes idealistas... ¡Claro que sí!

     Paramos a comer en el Asador La Brasa Bar. Un menú del día nos cuesta 12,50 euros. La comida está bastante buena.

     Al terminar de comer cogemos las mochilas y nos ponemos de nuevo en camino. Bajando rumbo a Canfranc Pueblo. El sendero sigue siendo bueno.

     El pueblo de Canfranc nace en el siglo XI, durante el reinado de Ramiro I, como sede aduanera, como pueblo franco (Campo Franco). Está situado a 1195 metros de altura sobre el nivel del mar. Está próximo a la frontera con Francia y al puerto de Somport. Sus habitantes se especializan en el comercio transfronterizo y mantienen durante siglos estrechos lazos económicos, familiares y culturales con el vecino valle bearnés de Aspe.

     En el año 1928 se inaugura, cuatro kilómetros más arriba de Canfranc, la estación internacional de ferrocarril. Y en torno a ella va surgiendo un nuevo asentamiento poblacional: Canfranc Estación.

     Canfranc es un pueblo de alta montaña, marcado por las nieves invernales y por el temor al fuego.

     Una tradición dice que el pueblo va a sufrir tres grandes incendios. Dos de ellos ya han pasado, pero el tercero está por venir. El primer gran incendio tuvo lugar en 1617 y fue devastador. Pero Canfranc resurgió de sus cenizas y se reconstruyó con energías renovadas. El segundo tuvo lugar en 1944. Ardieron 127 viviendas, de las 132 existentes. Tras este incendio muchos de los antiguos habitantes de Canfranc se mudaron a la vecina población de Canfranc Estación, que pasó a ser el núcleo principal y la capital del municipio.

     Esta es la leyenda:

LA MALDICIÓN DE CANFRANC PUEBLO


    Cuentan que hace ya unos cuantos siglos, un día de invierno llegó al pueblo de Canfranc un peregrino. Pidió comida y alojamiento. Pero los vecinos no se lo dieron. Y además le echaron del pueblo. El peregrino, hambriento, sediento, y quizás medio muerto de frío, siguió su camino, y a la salida del pueblo, volvió su mirada hacia la última casa, y pronunció esta maldición:
"- Vuestro pueblo arderá tres veces y al final habrá una riada que lo hará desaparecer para siempre".
     En 1617, contando sólo con 200 habitantes, Canfranc sufrió el primer gran incendio. Solo quedaron en pie la iglesia de la Santísima Trinidad, dos casas, el castillo real y el molino de harina.

     En 1944, sufrió el segundo incendio. Ardieron 117 de las 132 que había.

     Aún quedan por cumplirse la tercera y cuarta parte de la maldición…

    La verdad es que a mi no me gusta esta leyenda. En primer lugar porque no es habitual que se le niegue alojamiento y comida a los peregrinos. Los pueblos por los que pasa el Camino se caracterizan por su hospitalidad y por el buen trato que dan a los peregrinos. Y en segundo lugar porque un verdadero peregrino nunca, nunca, nunca, nunca jamás... debe pronunciar una maldición. El peregrino da gracias constantemente por lo que recibe, pero nunca exige ni maldice.

     Caminamos por Canfranc, en medio de un ambiente festivo: niños jugando en la calle, personas mayores conversando amigablemente. A la derecha del camino paramos en un albergue privado para sellar la credencial y conversar un poco. Nos cuentan que hoy ya tienen hospedada a una peregrina. Es extranjera. De Eslovenia. Nos proponen que nos quedemos. Pero decidimos seguir caminando. A la izquierda del camino nos encontramos con la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, construida en los siglos XVI-XVII.

     A la salida del pueblo, a la izquierda del Camino, vemos la Iglesia de la Trinidad. Un cartel allí colocado nos informa de que a mediados del siglo XVI, un rico comerciante natural de Canfranc, llamado don Blasco de Les, constituyó una fundación religiosa y asistencial, que incluía iglesia, hospital para pobres y peregrinos y casa para ocho beneficiados eclesiásticos. Así nació esta iglesia. La fundación tuvo un siglo de esplendor, pero luego cayó en decadencia, y finalmente, a principios del siglo XIX fue extinguida, quedando el edificio abandonado. En la actualidad se encuentra en estado semiruinoso.

     Tras salir de Canfranc cruzamos el río Aragón por el PONT NOU (Puente Nuevo, aunque la verdad es que ya no es tan nuevo pues fue construido en el año 1599 por el maestro cantero Ramón de Argelas). Tras cruzar el puente un maravilloso sendero, entre árboles, y a la sombra, nos conduce al pueblo de Villanúa. Mientras camino voy masticando algunas reflexiones, y de cuando en cuando, anoto algunas en mi cuaderno. Tales como estas: "Si vas caminando y al llegar a un cruce no ves las señales... detente. Mira con atención: Es posible que al fijarte más las encuentres" "El Camino nos ayuda a aprender a ser más libres". "Es posible que el Camino sea un mundo paralelo".

     Un poquito antes de llegar a Villanúa pasamos al lado de la cueva de las Güixas (brujas), un grupo de galerías subterráneas en las que se celebraban aquelarres. Villanúa fue uno de los centros brujeriles más importantes del Pirineo Central. Dicen que una de las reminiscencias de estos tiempos es la forma de las chimeneas de las casas, que están cubiertas con una especie de gorro de bruja, para evitar la entrada de la brujería en la casa...

     Al llegar a Villanúa buscamos el refugio-albergue Tritón... y lo encontramos en una plaza. Nos reciben con música. En la plaza que hay delante del refugio, sobre un pequeño palco, un hombre toca la guitarra y canta. Son canciones clásicas, de los Beatles y de otros grupos. Hay bastante gente en la plaza, sentada, tomando algo, y escuchando al cantante. Se respira un ambiente de fiesta. Termina una canción. La gente aplaude. Nosotros estamos entrando en la plaza. Parece como si nos aplaudiesen a nosotros...

     Nos hospedamos en el albergue. No huele a Camino. Más bien parece un bar-hostal-albergue... Pero no hay ambiente de albergue de peregrinos. Ni se huele la hospitalidad del Camino. Nos asignan una habitación de unos doce metros cuadrados en la que hay una cama enorme, construida de madera, de dos pisos, con ocho colchones, cuatro en cada una de sus plantas... Nunca había visto una cosa igual. No son cuatro literas pegadas. No. Es una única cama con ocho colchones, con una única estructura de madera. Por suerte dormimos solo nosotros dos. Porque si tuviesen que dormir aquí ocho personas resultaría realmente agobiante. Todo está calculado al milímetro para aprovechar el espacio.

     Otra de las cosas que me llama la atención del refugio de Villanúa son sus normas a seguir en caso de incendio, que están en un cartel pegado en la pared... escritas en cuatro idiomas... Una de ellas dice "NO UTILICE los Ascensores"... y ¡el refugio no tiene ascensor!!!!

     Los que atienden el refugio y el bar hablan entre ellos un idioma que me resulta desconocido. En un momento les pregunto cuál es... Rumano, me contestan.

     Hay una iglesia muy cerca del albergue. Voy a verla. En el interior tiene muchas imágenes de santos. Está muy iluminada. A las 19.30 asisto a misa. Me gusta mucho la predicación del cura. Entre otras cosas dice que "un día dedicado a murmurar y a protestar es un día perdido". También dice que tenemos que vivir el tiempo presente. Y que de nada sirve que nos quejemos de que corren tiempos difíciles. La vida no es fácil ni difícil. Nuestra vida la hacemos nosotros... En un momento de la misa la gente canta... cierro los ojos y siento como la música penetra dentro de mi... mientras escucho la letra de la canción... "si me falta el amor, no me sirve de nada"...

Aunque yo dominara
las lenguas arcanas,
y el lenguaje del cielo
supiera expresar,
solamente sería una hueca campana,
si me falta el amor.

Si me falta el amor
no me sirve de nada.
Si me falta el amor,
nada soy.
Si me falta el amor
no me sirve de nada.
Si me falta el amor,
nada soy.

Aunque yo desvelase
los grandes misterios
y mi fe las montañas
pudiera mover,
no tendría valor,
ni me sirve de nada,
si me falta el amor.

Aunque todos mis bienes
dejase a los pobres
y mi cuerpo en el fuego
quisiera inmolar,
todo aquello seria una inútil hazaña,
si me falta el amor.

     Salgo de misa contento y reconfortado. No necesito nada. Me siento bien con lo que tengo.

 

     Por la noche cenamos en el Bar-Restaurante la Estrella, que está en la carretera, a diez minutos andando desde el albergue. Una ensalada ilustrada (6 euros), una tortilla francesa (3,50 euros) y un agua grande (2 euros). Una de las cosas que no entiendo es por qué cuando estamos de peregrinos siempre encontramos sitios para comer mucho más baratos que cuando viajamos como turistas... Y además sitios en los que la comida está muy rica... Me cuesta entender el por qué.

 

 

Día 5 de agosto de 2012

De Villanúa a Jaca

A veces las personas son señales vivas que nos guían en nuestro Camino...

"Peace, Light and Love for one and for all. You get what you give. So please give Love" (Mikael).

El Camino es ante todo libertad, espontaneidad, improvisación...

Caminar sin conocer el idioma del lugar es mucho más difícil.

Buscamos el encuentro con el esfuerzo, el sacrificio y la superación, la lucha, la aventura exterior e interior. Queremos conocer y conocernos. Traspasar nuestras fronteras. Ir más allá de nuestros límites. Descubrir dentro de nosotros espacios nuevos. Expandirnos y superarnos. Cambiamos la luz por las tinieblas... y buscaremos en medio de la niebla la luz verdadera que se encuentra dentro de nosotros. Queremos conocer las raíces profundas de nuestra luz interior..

     Dormimos razonablemente bien. Nos levantamos tempranito, y desayunamos en el albergue, con música de fondo, y en un comedor bastante simpático. Y sin más preámbulos empezamos a caminar.

     Desde Somport hasta Jaca el Camino baja siguiendo el curso del río Aragón. Para ir de Villanúa a Castiello de Jaca hay dos opciones. Una es la que va por el lado derecho del río, por la zona por donde pasa la carretera, por cabañeras (pistas forestales)... Y otra es la que sale del pueblo viejo y sigue la senda del GR 653. Dicen que esta última es más cómoda y más bonita, pero es difícil seguirla porque la señalización envía por la otra.

     Cuando estamos saliendo de Villanúa, en un cruce dudamos... Una flecha amarilla nos envía claramente hacia el lado derecho del río, hacia la senda de las cabañeras... Pero nosotros queríamos ir por el lado izquierdo... Mientras meditamos la decisión... aparece un hombre caminando... Su nombre es Carlos. Le preguntamos. Y nos dice que le acompañemos, que él va a ir caminando hacia el pueblo de Castiello, y que precisamente va por la senda que queremos seguir nosotros. A partir de ahí ya nos olvidamos de buscar las señales y nos limitamos a ir en compañía de Carlos. A veces las personas son señales vivas que nos guían en nuestro Camino...

     Carlos es un gran conversador. Habla de la montaña, de las nieves de antaño, del cambio climático, y de mil cosas más. Dice que antes la nieve se acumulaba en las montañas y se iba derritiendo poco a poco, alimentando así el caudal de los ríos... Pero que ahora las acumulaciones de nieve son mucho menores, que la nieve se derrite enseguida, y que cuando llega el verano no hay nieve en las cumbres de las montañas para alimentar a los ríos... y que por eso los ríos van casi secos... Dice que por lo menos en esta zona sí que se ha producido un cambio climático en los últimos cincuenta años...

      En un momento hablamos de los monasterios que hay en la zona. Y Carlos sostiene la teoría de que en la Edad Media, cuando la península estaba ocupada por los musulmanes, los cristianos construían los monasterios en lugares aislados y de difícil acceso porque así era más difícil que los musulmanes los fuesen a atacar y a robar...

     Carlos nos habla también de lugares tale como Hecho y Ansó. Dice que este último es un pueblo muy bonito, que se conserva muy bien, sin construcciones modernas, manteniendo sus casas según el estilo tradicional. Para llegar a él hay una carretera estrecha con muchas curvas. A veces las malas carreteras protegen la belleza de los pueblos.

     De pronto me apetece quedarme un poco atrás. Para caminar solo, y rumiar algunos pensamientos: "El Camino siempre nos sorprende". "Caminamos hacia Santiago. Caminamos hacia la libertad interior. Caminamos para fortalecer nuestra mente, para encontrarnos con nosotros mismos". "Cuando eres pequeño, todo lo ves muy grande" "Las personas son señales vivientes que nos guían y nos acompañan".     

     Carlos es una buena compañía. Con su agradable conversación el camino se nos hace corto, agradable y muy llevadero... Casi sin darnos cuenta llegamos a Castiello... Allí, a la entrada de Castiello, hay una urbanización de chalets. En uno de ellos hay una pareja de dos personas jóvenes asomadas a la ventana. Carlos los saluda. Tienen una sonrisa amplia, franca, transparente... una sonrisa llena de luz y de vida. Me produce mucha alegría interior verles sonriendo así, tan felices... Allí mismo nos despedimos de Carlos. Él se queda. Nosotros subimos al pueblo, para visitarlo y para ver la Iglesia parroquial de San Miguel Arcángel. Y bajamos luego por la calle Santiago, que desemboca de frente en el Bar Pío, donde nos tomamos un buen desayuno (Ignacio un buen bocata y yo huevos fritos con jamón y con tomate).

     Al terminar de desayunar nos encontramos con tres peregrinos. Y con ellos vamos conversando y caminando hasta llegar a Jaca, donde nos despedimos, pues ellos se van a su coche para volver a sus casas, y nosotros nos vamos a buscar el albergue...

     Cuando llegamos al albergue está todavía cerrado. Sentada a la puerta hay una chica: es Tina, la eslovaca que durmió sola en Canfranc, de la que teníamos noticias pero que todavía no habíamos visto. Habla bien el castellano. Nos cuenta que salió de la puerta de su casa hace tres meses. Y que quiere llegar a Santiago y volver andando, si le llega el tiempo y el dinero. Para ello cuenta con seis meses... Muchas veces se sale del Camino y hace rutas alternativas. Se la ve una mujer fuerte, valiente y decidida. Intrépida y sin miedo. Acostumbrada a convivir con la soledad, a soportar condiciones duras y a mirar de frente a las dificultades... Ella se queda allí, cuidando las mochilas, y nosotros nos vamos a comer...

     Cuando volvemos recibimos una sorpresa agradable: El albergue de Jaca está muy bien. Está en el centro de la ciudad. Restaurado. Limpio. Ordenado. Bien diseñado. Pensado para el peregrino. No tiene literas sino camas bajas, separadas dos a dos por unas mamparas... Buenos baños. Buen tendal. Un patio interior. Y una hospitalera que se llama Mercedes... que nos recibe amablemente, con una sonrisa y con música gregoriana. Huele a luz.

     Escribo esta frase en el libro del albergue: "Me gusta el agradable olor a hospitalidad que se respira en este albergue. Huele a limpio. Huele a música gregoriana, huele a luz, a alegría y a vida. Se está bien aquí. Gracias por hacerlo posible". Hojeo el libro y leo otras frases escritas en él. Anoto algunas de ellas en mi cuaderno. Son estas:

     "Un albergue de construcción y estructura inteligente, que fácilita la comunicación y también un mínimo de intimidad ¡Enhorabuena!..." (María)

      "Le gîte est tres bien tenu et tres agreable. Les petit chambres donnent beaucoup d'intimité" (famille Chovinard)

      "Aquí estamos, buscando nuestro camino" (Fede)

      "...Este albergue es un paraíso para los peregrinos" (María Luisa, Bélgica)

      "Muchas gracias, Mercedes. Lo haces todo más fácil" (Suma)

      "Peace, Light and Love for one and for all. You get what you give. So please give Love" (Mikael).

     "Un peregrino es un hombre inquieto, un hombre que busca encontrar respuestas a los interrogantes que lleva dentro, que intenta encontrarse consigo mismo mientras camina en soledad.
     El peregrino es el hombre apasionado, el que se entusiasma, el que se sorprende, el que es capaz de ir descubriendo en cada paso, en cada persona, en cada flor, en cada animal... no sé, un rostro, algo, un indicio de que hay algo más que pura materialidad.
      Es un hombre ante todo espiritual"

     Mercedes, la hospitalera, nos asigna dos camas. Nos duchamos. Y luego conversamos con ella. Cuando le decimos que hemos empezado en Somport nos dice que hubiera sido mejor que hubiéramos empezado antes, en Francia, en OLORÓN... ¿OLORON?... ¡Pero si esta es la palabra que un hombre escribió en un cartón cuando subimos en Zaragoza al trenecillo para ir a Canfranc! Al oír otra vez esta palabra siento de nuevo como el corazón se me acelera y como una sensación extraña me recorre por dentro...

     Mercedes nos dice que la parte de Francia antes de llegar a Somport es muy bonita... Ignacio y yo nos miramos y casi al unísono decidimos: pues nos vamos a Francia. ¿Por qué no? El Camino es ante todo libertad, espontaneidad, improvisación... Buscamos la manera de hacerlo. Hay un autobús que nos lleva hasta Canfranc Estación... Desde allí podríamos coger otro para Olorón. Pero perderíamos mucho tiempo. Llamamos al albergue de Olorón para ver si hay sitio para dormir esta noche. Tina nos ayuda pues habla el francés perfectamente. Eslovaco, inglés, francés, italiano, alemán, castellano... ¿Cuántos idiomas habla esta mujer? Pero el albergue de Olorón está completo. Después de barajar varias posibilidades decidimos dormir en Jaca y salir al día siguiente en el autobús de las 8.25 de la mañana.

    De repente todos nuestros planes han cambiado. Estábamos en Jaca, en un albergue cómodo, en un camino fácil y bien señalizado, en compañía de bastantes peregrinos agradables...

     En medio de la noche me despierto y pienso: Cambiamos un camino fácil, cuesta abajo, en compañía de muchos peregrinos... por un camino desconocido... Nos vamos a Francia. Nos espera un camino cuesta arriba. Subir los Pirineos. Con sus montañas, sus tormentas y sus nieblas. Vamos sin guía y sin mapas. No sabemos si el camino está bien señalizado o no. No tenemos información. Es lo desconocido en medio de la niebla. Es posible que caigan tormentas. Es posible que de repente se cierre todo de niebla. Es posible que nos perdamos en medio de las montañas, en los inhóspitos Pirineos. Puede ser que haya largos tramos alejados de pueblos y de carreteras. Montaña pura. Y encima en medio de un país cuyo idioma desconocemos. Caminar sin conocer el idioma del lugar es mucho más difícil. Porque no entiendes bien las señales. Porque no sabes cómo preguntar a la gente cuando tienes dudas. Porque no entiendes lo que te explican... Empiezo a sentir un poco de miedo y durante un buen rato no consigo dormirme... Luego trato de controlar mi mente. Concentrarme en la respiración. Pensar en cosas agradables... Al final me duermo. Pero a las 5:20 h. empiezan ya a levantarse los peregrinos. Me despierto de nuevo. Me levanto y me pongo a escribir. Es mi forma de liberarme de mis miedos.

     Dejamos un camino fácil, conocido, bien señalizado y lleno de peregrinos... y nos vamos a otro desconocido, lleno de niebla y de soledad... ¿Por qué? Buscamos el encuentro con el esfuerzo, el sacrificio y la superación, la lucha, la aventura exterior e interior. Queremos conocer y conocernos. Traspasar nuestras fronteras. Ir más allá de nuestros límites. Descubrir dentro de nosotros espacios nuevos. Expandirnos y superarnos. Cambiamos la luz por las tinieblas... y buscaremos en medio de la niebla la luz verdadera que se encuentra dentro de nosotros. Queremos conocer las raíces profundas de nuestra luz interior.

     Mercedes nos ha dado unas hojas en Francés. Un peregrino las ha dejado en el albergue hace unos días. Al principio no las entendemos. Pero las llevamos. Luego comprobaremos que en realidad contienen una guía justamente de las tres etapas que vamos a hacer desde Olorón hasta Somport... Al final estas hojas nos serán de gran ayuda... En ellas vienen entre otras cosas los teléfonos de las "gîtes" (albergues). En Francia se puede, y se debe, reservar sitio en los albergues, incluso con varios días de antelación, para tener donde alojarse cuando se llegue... Cosa que en España no se puede hacer, pues en España en los albergues los peregrinos de a pie entran por orden de llegada sin que se pueda reservar... y los ciclistas tienen que esperar hasta el final y solo tienen plaza si quedan libres después de alojar a todos los caminantes...

 

Día 6 de agosto de 2012

De Olorón a Sarrance

La belleza del camino y del paísaje hace que nos sintamos felices en compañía de nuestra soledad...

Sarrance es hospitalidad. Espiritualidad. Sencillez y alegría. Casa humilde, pero comida rica. ¡Muchas veces los que menos tienen son los que más dan!

 

     Salimos de Jaca en el autobús de las 8.25 de la mañana. A las 8.50 estamos en Canfranc Estación, donde hemos quedado con un taxista, que en cincuenta minutos nos transporta a nuestro destino...

     El taxista nos deja en Olorón... O L O R O N ... Recuerdo de nuevo las letras escritas en el cartón... Ahora, nuestra primera misión es desayunar. Con palabras y gestos conseguimos buscar un bar y tomar unos bocadillos... La siguiente misión es encontrar la primera flecha amarilla... misión esta imposible... pues aquí el Camino no está señalizado con flechas amarillas... sino con unas señales azules muy monas en las que hay una vieira y una pequeña flecha... Cuando encontramos la primera señal nos ponemos a andar. Estamos siguiendo a la vez el Camino de Santiago (Le Chemin de Saint Jacques de Compostelle) y el GR 653... Para salir de Olorón tenemos que subir unas escaleras que nos llevan a la iglesia de la Santa Cruz (Eglise Sainte-Croix)... Como la señalización es escasa empezamos a echar mano de las hojas que nos dio Mercedes... Et voilá. De repente baja el Espíritu Santo, nos infunde el don de lenguas, y resulta que entendemos perfectamente el francés... ¡Necesidad obliga!... Estamos caminando hacia el Col du Somport, por la Voie d`Arles, y por el GR 653... Esto es también parte de la Vía Tolosana. Hace un buen día para caminar. Fresco y soleado. Pero el día anterior ha caído una tormenta y hay tramos del camino llenos de barro, en los que hay que ir con cuidado pues se resbala bastante...

     Atravesamos un bosque en el que podemos ver robles, castaños, hayas, avellanos... Un bosque realmente hermoso. También hay "silvas". Y prados. Unas praderías impresionantes.

     Cuanto llevamos un buen tramo nos encontramos con el GR 78, que al parecer coincide con la Voie du Piémont, que viene desde Lourdes... Allí en Lourdes empezó unos días antes Bárbara, una peregrina polaca que conoceremos muchos días más tarde, y que será una de las grandes luces de nuestro camino... Pero de esto todavía no tenemos ni idea... De momento nos acompaña la soledad más absoluta...

     La belleza del camino y del paísaje hace que nos sintamos felices en compañía de nuestra soledad... Pronto nos acostumbramos a encontrar las señales. Son escasas pero suficientes. Las justas y necesarias. Pequeñas, discretas, elegantes...

     Al mediodía paramos para comer en un sitio que se llama AU BON COIN. Ensalada y osobuco con espaguetis, pan y vino con gaseosa, por 12 euros. Estaba todo muy rico. Un buen sitio.

     Al terminar de comer seguimos caminando. Contemplo el paísaje: las montañas parecen setas gigantes que crecen en la llanura.

     Cuando estoy cerca de Sarrance, mientras camino por un sendero muy bonito, escondido entre la espesura del bosque, reflexiono un poco sobre cómo ha ido la etapa de hoy. Es larga, no en kilómetros, pero sí en tiempo. Seis horas caminando. Senderos bonitos. A veces con barro. Algunas subidas y bajadas. Pero de momento suaves. Todavía no hemos llegado a la alta montaña. Y hoy tampoco hubo tormenta. Ni nos cubrió la niebla. Vimos niebla, sí, pero estaba arriba, en lo alto de las montañas, en las "cumbres borrascosas". Y la señalización fue buena. Es muy diferente de la que hay en España, pero le cogimos el truco enseguida. Aquí no hay flechas amarillas pintadas con spray. Pero sí unas señales muy monas que tienen una flecha y una vieira. Eso sí, con la vieira no se aclaran. A veces la ponen hacia un lado y otras veces hacia el otro. Un lío. Menos mal que siempre la acompaña la flecha y esta no deja lugar a dudas. Habría que uniformar en todos los lugares del Camino la forma de colocar la vieira.

     Nuestro destino de hoy es Sarrance... Un pequeño pueblo donde hay un monasterio con un albergue dentro... Cuando llegamos lo primero que vemos es un letrero que nos dice en francés, inglés, alemán y español: "AMIGOS PEREGRINOS, ENTRAD Y SEGUID LA FLECHA"... El lugar parece muy humilde. Pero lo de que nos llamen "amigos peregrinos" parece un buen síntoma. Huele a hospitalidad... Estamos en el monasterio de NOTRE-DAME de Sarrance. De los monjes prenostracenses. Orden fundada por San Norberto. En su iglesia hay una imagen de la Virgen a cuyo pie se puede leer... "notre-Dame de Sarrance... nous avons confiance en vous. Protegez-nous tojours"...

     Tres monjes atienden este Monasterio. Probablemente con muy escasos medios económicos. El Monasterio, los baños, las duchas, el cuarto donde están las literas... Todo es muy sencillo y humilde... Pero la hospitalidad es muy grande y suple con creces todas las carencias... Tras ducharnos vamos con los monjes a hacer un rato de adoración... Hay cuatro peregrinos más (dos matrimonios, uno francés y otro italiano), y también otro peregrino de Holanda, un chico joven que habla un inglés que más bien es holandés y que resulta difícil de entender... A continuación asistimos a misa. Y luego cenamos todos juntos (los peregrinos, los monjes, un chico que tienen acogido en el convento, y algunos vecinos o amigos de los monjes)... La cena es muy buena. Tienen membrillo, una ensalada muy completa, un puré de pescado, queso de postre, vino y agua... Se nota que aquí se le da más importancia a la comida que a la vivienda... La vivienda es humilde... pero la comida es de lujo... Quizás deberíamos aprender esta lección... En occidente el "progreso" nos ha llevado a gastar mucho en la vivienda y a olvidarnos bastante de comer sano y bien... A la cena sigue una larga tertulia. Uno de los monjes, el padre Pier, habla español y hace de traductor. Nos entendemos todos perfectamente. Huele a armonía. Se está muy bien...

     Y para terminar con el relato de la cena voy a contar una anécdota: Uno de los que están sentados a la mesa es el enólogo de una bodega francesa... Quizás por eso el vino es bueno... Me llama la atención que durante la cena el hermano Pier nunca se ponía el mismo el vino en su copa, sino que le pedía a Ignacio, que se lo sirviese... Al final le preguntamos por qué.. y él nos dijo: "porque los monjes no podemos tomar vino... pero sí recibirlo".

     Después de cenar rezamos completas. Luego nos vamos a dormir. Y por la mañana de nuevo desayunamos con los monjes, a las 7.30h. Todos juntos otra vez... Y un rico desayuno... Agua, zumos, pan, mermeladas de varias clases, mantequilla, café, leche, infusiones... Y por la mesa se pasean también varias hermanas hormigas... Tranquilas y relajadas. No parece molestarles nuestra presencia. A nosotros tampoco nos molesta la suya...

     Son momentos de intensa felicidad... ¡Solo por esta experiencia ya ha valido la pena venir hasta Francia!

     Los monjes nos regalan una estampita con una imagen de San Norberto y con la Oración del peregrino de la montaña, que dice así:

 

Prière du pèlerin de la montagne

Seigneur Jésus, toi qui as fait
Un si long déplacement
D’auprès du Père
Pour venir planter ta tente
parmi nous ;
Toi qui est né au hasard d’un voyage,
Et a couru toutes les routes,
Celle de l’exil,
Celle des pèlerinages
Celle de la prédication
Tire-moi de mon égoïsme et
de mon confort,
Fais de moi un pèlerin.
Seigneur Jésus, toi qui as pris
Si souvent le chemin de la montagne,
Pour trouver le silence,
Retrouver le Père ;
Pour enseigner tes Apôtres,
Proclamer les béatitudes ;
Pour offrir ton sacrifice,
Envoyer tes Apôtres,
Et faire retour au Père,
Attire-moi vers en haut,
Fais de moi un pèlerin de la montagne.
A l’exemple de Saint Bernard,
J’ai à écouter ta parole,
J’ai à me laisser ébranler
Par ton amour ;
Sans cesse tenté de vivre tranquille,
Tu me demandes de risquer ma vie,
Comme Abraham,
dans un acte de foi ;
Sans cesse tenté de m’installer,
Tu me demandes de marcher
en espérance.
Vers Toi
Le plus haut sommet,
Dans la gloire du Père.
Créé par amour, pour aimer,
Fais, Seigneur, que je marche,
Que je monte, par les sommets,
Vers Toi,
Avec toute ma vie,
Avec tous mes frères,
Avec toute la création,
Dans l’audace et l’adoration.
Amen

(Gratien Volluz)

En castellano diría más o menos lo siguiente:

Señor Jesús,
tú que hiciste un largo viaje desde el Padre
para venir a plantar su tienda entre nosotros;
Tú que has nacido en el azar de un viaje,
y has recorrido todas las rutas,
la del exilio,
la de la peregrinación,
la de la predicación;
Sácame de mi egoísmo y
de mi confort,
haz de mi un peregrino.

Señor Jesús, tú que has tomado
m uy a menudo el camino de la montaña,
para encontrar el silencio
y reencontrar al Padre;
p ara enseñar a tus apóstoles,
proclamar las Bienaventuranzas;
para ofrecer tu sacrificio,
e nvíar a tus apóstoles,
y para volver al Padre,
llévame hacia la cima,
haz de mi un peregrino de la montaña.

Siguiendo el ejemplo de San Bernardo,
escucharé tus palabras,
y me dejaré sacudir por tu amor;
Constantemente he tenido la tentación de vivir tranquilo,
Tu me estás pidiendo que arriesgue mi vida,
como Abraham,
en un acto de fe;
Constantemente he tenido la tentación de instalarme,
Tu me pides que camine en la esperanza
hacia Ti, el pico más alto,
e n la gloria del Padre.

Creado por el amor, para el amor,
haz Señor, que yo camine,
que yo suba por las montañas, hacia Ti,
con toda mi vida,
con todos mis hermanos,
con toda la creación,
en la audacia de la adoración.
Amén

(Gratien Volluz)

 

     Sarrance es hospitalidad. Espiritualidad. Sencillez y alegría. Casa humilde, pero comida rica. ¡Muchas veces los que menos tienen son los que más dan!

    

Día 7de agosto de 2012

De Sarrance a Borce

Solo el que vive el presente puede ser feliz.

Quien conserva la facultad de ver la belleza no envejece (Franz Kafka).

Los niños viven en el presente, y por eso son normalmente felices. Luego, cuando nos hacemos adultos, empezamos a programar, y a hacer cosas raras, y a vivir siempre a destiempo... pensando en el ayer y en el mañana y perdiéndonos la magia del presente.

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     Al terminar el desayuno nos despedimos de los monjes y empezamos a caminar. Un cartel nos indica que nos faltan 2 horas para llegar a Bodous y 2:55 horas para llegar a Accous... Cruzamos un puente y dejamos que nuestros pies acarician suavemente la tierra de un bonito sendero que discurre paralelo al río... Hace una temperatura perfecta para caminar. La belleza nos inunda por dentro y nos acaricia el alma. Huele a cielo.

     Cuando llegamos a Bedous encontramos al peregrino holandés, sentado en una terraza. Nos sentamos también y desayunamos con él. Antes de salir leemos nuestras hojas en francés. Nos dicen que a partir de aquí hay dos opciones. Intentamos seguir la que nos recomienda. Pero nos liamos. Al salir del pueblo, como estamos confusos, le preguntamos a un señor. Con mucha amabilidad nos intenta explicar por donde debemos ir, pero nuestro francés es bastante limitado y nos cuesta entenderlo... Mientras estamos todavía dudando aparecen los dos matrimonios que han dormido con nosotros en el albergue de Sarrance... Como vemos que caminan con determinación, mapa en mano, nos unimos a ellos y les seguimos... Un bonito camino nos conduce hacia Accous... La mañana sigue siendo muy hermosa....

     Vamos atravesando bonitos campos vestidos de verde. A la derecha vemos un rebaño de ovejas, guiadas por un pastor con un perro. A lo lejos se levantan majestuosas las montañas de los Pirineos. Hacia ellas vamos. Su belleza nos llama y nos atrae. Así es muy fácil caminar...

    Llegamos a Accous, un pueblo hermoso asentado en la llanura, al pie de las montañas. Vemos sus bonitas casas, con tejados de pizarra, preparados para la nieve. Un fato dormita en una ventana, y cuando paso me guiña un ojo. Un reloj de sol está coronado por una frase en letras grandes que dice "CARPE DIEM", hay una fuente a la vera del camino y en ella un letrero en francés reza "Gracias por dejar correr el agua"...

     Dejamos el pueblo y seguimos andando. Ahora solos pues los dos matrimonios ya van más adelante. Durante un largo rato (más o menos unos 4 km) caminamos por la carretera N134. Pero cuando estamos ya a punto de llegar a otro pueblo, una señal, que casi nos pasa desapercibida (suerte que la vio Ignacio, pues yo ya me había pasado y no la había visto), nos dice que nos desviemos a la derecha y que crucemos el río... De nuevo se presenta ante nosotros una estupenda senda de tierra que discurre entre árboles... La seguimos...

     Cuando llegamos a Borce lo primero que nos llama la atención es que el letrero que anuncia el comienzo del pueblo está rodeado de flores... Me gusta tanto el detalle que me paro para hacerle una foto... Luego caminamos unos pocos metros ... y nos encontramos ya el albergue, a la izquierda del Camino... Está abierto. Entramos. Leemos las indicaciones. Básicamente nos dicen que nos acomodemos, que el encargado del albergue pasará más tarde... En la puerta del albergue hay un par de botas... lo cual indica que hay otro peregrino... Las botas son grandes por lo que parecen de un hombre... Dentro, a la entrada, hay una mochila. Se ve muy limpia y bien colocada. No parece de un hombre...

     El albergue de Borce es muy acogedor. En la planta baja está la cocina, bien equipada y con una buena mesa para poder comer en ella, una buena ducha, dos baños... Arriba hay dos habitaciones, una de cuatro camas y otra de dos camas. Sin literas. Limpias. Bien pintadas. Acogedoras... Nos instalamos en la habitación de las dos camas. ¡Una habitación para nosotros solos!... Todo un lujo...

     Luego nos duchamos. Lavamos la ropa. Y vemos que en el baño hay un letrero que dice que hay una cuerda para tender en el jardín posterior al albergue. Cuando voy a tender me encuentro con el otro peregrino. Es una mujer. Allí está, sentada en el césped, feliz, disfrutando del momento... Es sueca, pero habla perfectamente el castellano... Se llama Margaretta o Margarita. Me pongo a conversar con ella. En un momento hablamos de Sarrance y de los monjes. Recuerdo la forma en que los monjes nos contaron como la Virgen se le había aparecido a un niña que solo sabía hablar el dialecto de aquella zona y que no sabía hablar francés... y luego cuando la llevaron junto al Arzobispo este no la creía... y le dijo "¿y en qué idioma te hablaba la Virgen si tu no sabes hablar francés?"... "En el mío"... No. En la cabeza del Arzobispo no cabía la posibilidad de que la Santísima Virgen hablase en un dialecto local... Cuando estábamos hablando de estas cosas Ignacio, desde dentro del albergue, me pregunta por la ventana, "¿Juan, con quién estás hablando?" Y yo le contesto: "con la virgen María"

     Luego viene Ignacio a tender al jardín. Y estamos los tres un buen rato conversando. El lugar y el momento es absolutamente mágico.

     Es tarde, quizás pasa de las 4, y todavía no hemos comido. Nuestra amiga nos dice que en el pueblo hay un bar. Allá nos vamos. Ella se queda en el jardín.

     Encontramos un bar. Ya no sirven comidas porque ya es muy tarde. Pero nos preparan unos deliciosos bocadillos. Tras disfrutarlos conversamos un rato con dos mujeres que están en la mesa de al lado. Nos cuentan que llevan varios días caminando por los Pirineos, que están haciendo el GR11. Por lo que nos cuentan nos parece muy atractivo. Han empezado en Saint Jean de Pied de Port. En ese momento le propongo a Ignacio cambiar de nuevo radicalmente nuestros planes, coger el GR 11, caminar por él durante seis días, y luego hacer la etapa de Saint Jean a Roncesvalles... Valoramos esa posibilidad... pero al final decidimos quedarnos donde estamos y seguir el camino que llevamos hacia Somport... Pero eso será mañana, porque hoy lo que toca es disfrutar de la belleza de este pueblo.

     Damos un paseo. Borce es un pueblo muy bien cuidado. Está lleno de flores por todas partes. Tiene cuatro fuentes de agua potable. RICA AGUA POTABLE. Y además lo dice. En cada fuente, en lugar de los habituales letreros de "agua no tratada" o de "agua no controlada sanitariamente"... aquí en cada fuente hay un letrero que dice "Eau Potable". Hay también un lavadero. Y un cartel nos explica en francés y en castellano que "hubo un tiempo en que la rejilla del lavadero fue sustituida por un muro: pues los hombres habían cogido la costumbre de venir a sentarse enfrente para admirar demasiado a menudo las piernas de las mujeres que trabajaban..."

     La Iglesia de San Miguel, del siglo XVII, alberga una pila bautismal del siglo XII. Al lado de la iglesia está La Mairíe, o lo que es lo mismo, el Ayuntamiento. Es un edificio defensivo de fines del siglo XIII. Solo una puerta permite el acceso. Y las paredes tienen más de un metro de espesor.

     Otro monumento importante es la casa de Bernard de Sallefranque. Una casa elegante del siglo XV.

    Seguimos paseando por el pueblo durante un buen rato, saboreando la belleza de la tarde. La temperatura es perfecta. Todo rebosa hermosura y plenitud. Huele a cielo en todos los rincones. El tiempo parece no existir. Nos sentimos pletóricos.

     Volvemos al albergue. Y lo vemos de nuevo con calma. Se llama GÎTE SAINT JACQUES. Y también forma parte del albergue una capilla, también dedicada a Santiago. A la capilla se puede acceder directamente desde la calle. Pero también hay una puerta interior que comunica directamente el albergue con la capilla. En la capilla hay varios letreros. Uno de ellos dice:

Ses yeux sont tournés vers le ciel et, dans sa barbe e ses cheveux sous le grande chapeau protecteur orné de la coquille, s`inscrivent les mille petits chemins pour parvenir à l'etoile...
C'est pour honorer saint Jacques que, depuis plus de mille ans, un peuple de pèlerins avance.

     Lo que traducido al castellano, viene a decir más o menos lo siguiente:

Sus ojos están vueltos hacia el cielo y, en su barba y en su pelo bajo el gran sombrero protector adornado con la concha, se dibujan los mil caminos para llegar a la estrella...
Es en honor a Santiago por lo que desde hace más de mil años, un pueblo de peregrinos avanza.

    Tas visitar la capilla volvemos de nuevo al jardín. Y de nuevo nos ponemos a conversar con Margareta. Es una mujer culta y elegante, y a la par sencilla y natural. Da la impresión de tener ya bastantes años. Pero mantiene una vitalidad y una juventud interior admirables. Su conversación resulta muy amena. Hablamos de mil cosas. En un momento le pregunto qué diferencias encuentra entre el senderismo y el Camino de Santiago. Dice que para ella son cosas totalmente diferentes. Que cuando haces senderismo tienes que programar a dónde quieres llegar y por donde tienes que ir... En cambio en el Camino puedes actuar con total libertad y espontaneidad... Puedes empezar a caminar sin tener nada programado. Seguir las señales y dejarte llevar... Y puedes parar donde quieras y cuando quieras... El Camino te da una libertad que no tienes cuando haces senderismo...

     Y en efecto nos cuenta que ella hoy solo caminó seis kilómetros... y que llegó a Borce a las diez de la mañana, y que le pareció tan bonito que se dijo: "Aquí me quedo. Me gusta este sitio y voy a disfrutarlo durante todo el día"...

     "A mí lo que me gusta del Camino es que me permite hacer en cada momento exactamente lo que me da la gana", sentencia Margareta.

     Seguimos hablando de muchas otras cosas mientras vemos como va cambiando lentamente la luz de la tarde y el color de las montañas... A lo lejos se oye como unas vacas mueven sus cabezas y tocan sus cencerros...

    Más tarde decidimos subir hasta la tienda del pueblo para comprar algo para hacernos la cena todos juntos en el albergue. Yo preparo una ensalada de tomates, bonito, espárragos... Ignacio prepara una pasta que le sale riquísima... Margareta aporta una botella de vino... Todo está delicioso... Cenamos en una mesa que hay en el jardín del albergue... Poco a poco se va apagando el día y van naciendo las estrellas. Anochece lentamente... Pocas veces he tenido la sensación de estar tan cerca del cielo... Si existe la felicidad debe ser algo muy parecido a esto...

     No nos apetece ir a dormir. Nos quedamos un buen rato contemplando las estrellas...

     A la mañana siguiente me despierto antes de que amanezca. Y me levanto. Quiero ver amanecer. Disfrutar. Saborear este lugar y este momento. Y mientras lo hago escribo gravo en un video mis pensamientos:

     Son las seis y veinte de la mañana. Me acabo de despertar y me he levantado inmediatamente, a pesar de que me apetecía estar en la cama. Pero está amaneciendo y me apetece ver amanecer en este bonito lugar. Necesito contemplar cómo la luz va descubriendo la belleza de las cosas, como van tomando forma y color las montañas.

     Ayer fue un día muy intenso. De mucha felicidad. No pasó nada especial, pero supe disfrutar al máximo de las cosas normales, de las cosas sencillas. Encontré la belleza y la armonía de todo lo que me rodeaba. Y sobre todo encontré el bienestar interior. Y fui feliz, intensamente feliz, durante más de seis horas seguidas. Durante todo ese tiempo conseguí vivir en el momento presente, sin acordarme del pasado ni del futuro....Descubrí, sentí, que la felicidad no hay que pedírsela a los demás sino que hay que encontrarla dentro de uno mismo. Cuando eres feliz vives en lo que estás porque te gusta el presente, lo disfrutas, lo saboreas, y te sientes bien porque te sientes bien contigo mismo y no necesitas nada más...

     Fui tan feliz que luego me costó dormirme. Estaba, en cierto modo, excitado por la intensidad con la que había vivido el día. Me sentía cómodo en la cama... pero mi cabeza estaba muy llena de energía... Luego me entró el sueño y dormí muy bien. Pero ahora, espontáneamente y sin que sonase la alarma del móvil, me he despertado y he visto que por la ventana entraba ya un poco de luz... Y no he querido perderme este momento...

      Ayer por la noche, cuando terminamos de cenar, vinieron a vernos nuestros amigos los dos matrimonios de peregrinos que se hospedan en el pueblo de al lado, en Etsaut... Estuvimos charlando un rato. Y luego les enseñé este albergue... Les enseñé el baño, la ducha. Les gustó. Una ducha grande. Luego la cocina. Después les enseñe arriba las habitaciones. Vieron que las camas están muy bien. Que todo está limpio y bien pintado. Da todo una sensación muy acogedora. Y al final me acordé de la capilla, de la capilla de Santiago.... Y entonces abrí la puerta que comunica el albergue con la capilla y les hice pasar... Al momento se encendieron automáticamente las luces... La sorpresa fue mayúscula... ¡ohhhhhhh!, exclamaron al unísono. Fue realmente increíble lo que sintieron. Ver la sensación de felicidad dibujada en sus caras fue magnífico... Estuvimos un buen rato contemplando la capilla.... Fue realmente un momento espectacular. La verdad es que este sitio está lleno de magia, lleno-absolutamente-lleno de magia. Y el hecho de que el albergue tenga una capilla es también algo maravilloso... Y además la capilla precisamente se llama de Santiago...

     Ya se empiezan a ver los colores de las montañas. Es emocionante ver amanecer. Es impresionante que cada día todo vuelva a latir. Los hombres hemos perdido la capacidad de asombrarnos, de disfrutar simplemente del aire... Ayer nuestra amiga peregrina sueca nos contaba que tenía una amiga a la que le gustaba darse baños de aire en la playa. No se bañaba en el mar, sino que salía a darse baños de aire... Es también una forma de sentir la naturaleza...

      Ayer a la noche estuvimos un buen rato contemplando el cielo... viendo como una mano invisible iba encendiendo las estrellas... poquito a poco... y cada vez había más, cada vez más y más y más estrellas... Ahora esa mano invisible está apagando las estrellas. Todavía quedan algunas. Pero muy poquitas... Se ve la luna... Sí la luna. La luna que ayer a la noche no estaba. Se había escondido. No sabemos muy bien por qué? ¿Dónde estaría ayer la luna? La buscamos, pero no la encontramos. Sin embargo su presencia latía, puesto que al cabo de un rato era noche, noche, noche, pero veíamos las formas e incluso un poquito del color de las montañas... por eso creíamos que era la luna la que las iluminaba. Y la buscamos. La buscamos por todas partes en el cielo. Pero ella jugó al escondite... y no nos mostró su cara....

      Decía que ayer estuvimos viendo como se apagaba la tierra y se encendía el cielo... Ahora estoy contemplando, admirando, asombrado, feliz, el milagro inverso: ver como cada día se apaga el cielo y se va encendiendo la tierra. Se va encendiendo la vida sobre este planeta. Es mágico. Hace fresco. Estoy descalzo. Estoy pesando en un pequeño montículo directamente la tierra. Corro el riesgo de pillarme un resfriado. Debería ser prudente, calzarme unos calcetines, abrigarme los pies. Pero no puedo. No soy capaz de perderme ni un solo segundo de este milagro. Cada instante todo va cambiando poco a poco...

     Ayer a la noche vimos un rebaño de vacas blancas en la montaña. Al principio pensábamos que eran ovejas. Es una montaña muy inclinada. Luego descubrimos que eran vacas y nos sorprendimos, pues nos parecía imposible que las vacas fuesen capaces de caminar por allí, por aquella montaña tan quebrada... Estuvieron caminando. Se oían sus cencerros. Incluso después de anochecer se escuchaba a lo lejos el sonido de sus cencerros. Seguramente a esas horas estaban ya tumbadas y no podían caminar puesto que no verían para hacerlo, pero moverían su cabeza, y por eso sonaban sus cencerros. La noche estaba inundada por el sonido de su presencia... Ahora por la mañana estoy mirando a la montaña para ver si poco a poco las encuentro con la mirada. Oigo también el sonido del río. Toda la noche se escuchó. Incluso anoche, una vez que me desperté y lo oí creí que estaba lloviendo... y salí a fuera para comprobarlo... Pero no. No llovía. Era solo la voz del agua del río... la música del agua de alguna cascada... ¡El agua! ¡El agua maravillosa que hay en este pueblo! ¡Con sus cuatro fuentes de agua potable! Sí. ¡Potable! Asi. Sin dudas. Sin miedos. Potable y rica. Fresca. Sabrosa. ... La mayoría de las autoridades se lavan las manos y ponen un letrero en sus fuentes para decir algo así como "agua no controlada sanitariamente"... Pero aquí es distinto. Aquí la autoridad correspondiente se moja, analiza el agua, se responsabiliza de ella, y escribe sobre cada una de las fuentes "eau potable". Un pueblo con agua potable es un pueblo maravilloso. En él se hace real ese milagro que hemos olvidado: ¡Existe el agua potable! hay fuentes cuya agua se puede beber, sin echarle cloro, tal como sale de las entrañas de la madre Tierra... Solo hace falta analizarla... Lo que hace falta, en realidad, es no contaminar los manantiales...

      Este pueblo tiene un alcalde que dicen que lleva en el cargo unos cuarenta y siete años. Es posible que eso sea una barbaridad. Pero lo cierto es que el pueblo es muy bonito. Y lo cierto es que es la primera vez que me encuentro un pueblo con cuatro fuentes en las que pone un letrero que dice "agua potable"... Eso es un acto de valentía... Aquí las autoridades no esconden su cabeza, no echan balones fuera, no evitan asumir responsabilidades... En muchos pueblos hay fuentes en las que la gente coge agua y la bebe... Pero lo hace bajo su responsabilidad... Los gobernantes no se hacen responsables de que el agua sea potable... sino que se lavan las manos... Pero aquí no es así... Y esto es una maravilla...

      Como también es una maravilla el ver como cuidan en este pueblo los detalles... Como cuidan las flores, los jardines, las casas. No hay una casa fea. No hay una casa en ruinas. No he visto ni una sola pared de bloques... Por las calles del pueblo se ve gente paseando, niños jugando... Se escucha el sonido de la vida... En este pueblo se encuentra lo que nunca debimos perder: la libertad de andar por la calle sin miedo, la belleza de la naturaleza... El tiempo de relax para sentarse a conversar con los vecinos, con la familia... Y la alegría de los niños jugando en el pueblo, por las calles, esa alegría realmente impresionante, porque los niños todavía no están corrompidos... Y los niños saben vivir el presente. Ese es el gran secreto de los niños. Un niño vive cada momento sin pensar en lo que pasó hace cinco minutos, y sin pensar en lo que pasará mañana. Por eso un niño cuando se lastima llora, pero al poco rato, cuando le pasa el dolor deja de llorar...y vuelve a jugar y a sonreir. Y en cada momento está saboreando lo que hace. Y por eso es feliz. Los niños son normalmente felices. Luego, cuando nos hacemos adultos, empezamos a programar, y a hacer cosas raras, y a vivir siempre a destiempo... pensando en el ayer y en el mañana y perdiéndonos la magia del presente... Y ese es nuestro gran delito: el no vivir el presente; el haber perdido la espontaneidad y la capacidad de saborear la vida.

     Ayer reflexionábamos sobre el Camino, y Margareta decía que para ella el hacer el Camino es algo muy diferente a caminar por cualquier otro sitio... Cundo haces senderismo, normalmente vas con un grupo de gente, y tienes que programar hasta donde vas a llegar, donde vas a dormir, etc... Llevas un plan que tienes que cumplir. Y además tienes que ir al ritmo del grupo, caminando a un paso que no es el tuyo.. En cambio al Camino puedes venir solo, y no necesitas programar nada... Empiezas a caminar, a tu paso... Como todo está señalizado puedes ir al ritmo que quieras... Puedes pararte cuando quieras... No tienes por qué seguir el ritmo de los otros... El Camino es libertad y espontaneidad... El Camino permite hacer en cada momento lo que a uno le da la gana... En el Camino cada día te levantas sin saber lo que vas a hacer... En el Camino cada momento es una sorpresa... Por otra parte el caminar es algo totalmente primitivo, algo que procede de la época en que éramos nómadas, antes de la aparición de la agricultura... Caminar es algo que nos une a nuestras raíces más antiguas... al comienzo de nuestra existencia como seres humanos... Quizás por eso, el caminar nos hace volver a la infancia de la humanidad. Quizás por eso el caminar, así, por el Camino de Santiago, sin ninguna programación, nos hace sentirnos intensamente felices...

      Además el Camino te abre la capacidad de asombrarte y de admirar los pequeños detalles. La capacidad de disfrutar con las cosas que tenemos gratis cada día y que no saboreamos. La capacidad de disfrutar con la vista, viendo la belleza de los paísajes y de las personas. La capacidad de disfrutar con el oído, escuchando el sonido del aire y la voz del silencio. La capacidad de disfrutar con el tacto, sintiendo en tu piel la caricia del viento, sintiendo el abrazo del amigo peregrino, sintiendo la textura de todas las cosas. La capacidad de disfrutar con el olfato, percibiendo los distintos olores de cada momento. Y también la capacidad de disfrutar con el gusto: es muy curioso ver como en el camino la comida sabe muy rica; quizás porque al hacer ejercicio nuestro cuerpo segrega determinadas hormonas que nos hacen percibir mejor el sabor de las cosas... Quizás porque el caminar despierta el hambre. Quizás por alguna otra razón. Pero en cualquier caso lo cierto es que todos estamos de acuerdo en que en el Camino la comida es mucho más rica que en la vida normal... y que nos sienta mejor...

      Es maravilloso ver amanecer. Nos hemos olvidado de este milagro. Nos hemos olvidado demasiado del milagro del amanecer...

      Ahora ya se ven perfectamente las formas de las cosas. Se ven las casas. Se ven las montañas. Se ven los árboles. Se ven las flores. Ha cambiado el color del cielo. Está totalmente despejado. Y se escucha también, de vez en cuando, el paso de los camiones por la lejana carretera, para recordarnos la existencia de otro mundo, la existencia del progreso. El progreso ha traído muchas cosas buenas, mejoras en medios de transporte, en sanidad, en alimentación... ¿En alimentación?... La verdad es que eso ya no lo sé... No sé si hemos mejorado realmente en la alimentación... Quizás tenemos que volver a la agricultura ecológica... y a invertir mucho más en alimentación... y mucho menos en vivienda y en cosas y cachivaches y en un montón de trapalladas que no hacen falta para nada... Quizás tendríamos que tener en las casas más alimentos naturales y menos elementos de decoración... Lo lógico y lo natural es gastar más en alimentación que en vivienda...

     De todos modos tengo la sensación de que en Francia la agricultura ecológica está mucho más desarrollada que en España... En esto tenemos que aprender de los franceses...

      Ahora me fijo en el tendal que hay en el jardín posterior del albergue. Es maravilloso: grande y soleado. Un buen tendal, unas pinzas, un poco de detergente para lavar la ropa, y agua en abundancia... son quizás una parte muy importante de la hospitalidad que un albergue puede ofrecer a los peregrinos...

      Son las siete. Han pasado ya unos 40 minutos desde que me levanté. Se me han ido como un segundo. En todo este tiempo, mi única actividad ha sido simplemente ver amanecer. No recuerdo cuando fue la última vez que lo hice, pero desde luego el día de hoy, pase lo que pase, ya no es un día perdido. El simpe hecho de haberme pasado más de media hora viendo amanecer ya justifica todo el día ... Doy gracias a Dios por este día... y por este amanecer, gracias por la vida, gracias por la luz, gracias por el sol que todavía no se ve pero que ya nos está adelantando su presencia. Esta luz ... que ilumina todas las cosas procede del sol, del invisible. Nunca había pensado en eso. Es una forma de presencia de lo invisible. La luz del amanecer es una manera en la que se manifiesta el invisible, se manifiesta el sol que todavía no vemos. Es realmente mágico.

      Cada rincón tiene una flor. Las flores están por todas partes. Las flores son belleza. No se si es que la belleza es mucha, o si es que en este momento tengo muy desarrollada la capacidad de percibirla. Pero la verdad es que en este momento todo me parece hermoso.

      Ahora ya se ven las vacas en la lejana montaña. Ya están de pié, comiendo en la ladera. Ya se escuchan sus cencerros....

     Antes de irme pienso: En Borce encontré hospitalidad, belleza y sensación de libertad. Es un pueblo con cuatro fuentes de agua potable. Un pueblo lleno de vida. Un pueblo para vivir.

     Y de pronto recuerdo una frase que leí hace tiempo y que me gusta mucho: "Quien conserva la facultad de ver la belleza no envejece". (Franz Kafka)

     En la tarde de ayer tuve un momento largo de intensa felicidad. Fue un momento que duró más de seis horas y en todo él he estado viviendo sin esfuerzo totalmente en el presente. Sólo el que vive el presente puede ser feliz. La belleza del lugar. La buena temperatura. La luz, la compañía, la armonía... todo colaboró para hacerme sentir feliz. Borce: ¡un paraiso!

     Son muchos los mensajes escritos en el libro del albergue de Borce. Aquí os pongo algunos de los que llamaron mi atención:

     "Gracias por un sitio especial: valle, pueblo, y, sobre todo, este hospital que desprende una muy antigua tradición de acogida al caminante hacia Santiago. Conservar el angiuo edificio de la forma que lo han hecho merece mi enhorabuena y agradecimiento..." (José Luis)

     "... Borce... J'ai rarement vue un endroit ou on peut vraiment voir "l'amour pour le detail", chaque pierre est sur son propre place et des gens tres gentilles. J'espere de revenir un jour dans ce petit paradis de calme... Merci beaucoup!..." (Julia) (Pocas veces he visto un lugar donde realmente se puede ver tan bien el "amor por el detalle", cada piedra está en su propio lugar y la gente es muy agradable. Espero volver algún día en este paraíso de calma... Muchas gracias!... )

  "... Thank you very much for a beutiful visit to your village and to this very lovely auberge. It was magical. Many thanks to the person who cleans the auberge and makes it so nice for visitors" (guillian, Canadá)

     

Día 8 de agosto de 2012

De Borce a Somport

Huele a infancia, a beso y a cielo.

Tengo paz y armonía: es un momento perfecto.

Dos hayas conversan. La más joven le pregunta a la más vieja: ¿Quién nació antes: el agua, la luz o el viento? Y el haya viejecita le contesta: Todos esos nacieron ayer. Los que de verdad son viejos son el amor, la nada y el silencio.

El Camino es una combinación armónica de soledad y compañía.

     Los dos matrimonios (el de franceses y el de italianos) han dormido en Etsaut, muy cerca de Borce. Por la mañana nos reunimos con ellos. Hacemos la etapa juntos: los dos matrimonios, Margareta, Ignacio y yo.

     Mientras camino por la carretera, al esuchar el ruido de los coches que se acercan por detrás, pienso: Los ojos nos permiten ver hacia adelante; los oídos nos permiten en cierto modo ver en todas las direcciones.

      El momento más bonito llega cuando nos salimos de la carretera y nos internamos en un bosque. Estamos ya cerca de Somport. El camino cruza un bosque de hayas centenarias. Se escucha el latido de millones de pasos de peregrinos y caminantes de otros siglos.

     A la entrada del bosque vamos en grupo, conversando... Pero inmediatamente nos damos cuenta de que estamos entrando en el reino de la magia... Instintivamente nos callamos de repente y empezamos a separarnos un poquito unos de otros... Para poder vivir cada uno a solas, intensamente, este momento sagrado de espiritualidad, belleza y de silencio...

     El silencio divino acaricia las hojas de los árboles mansos. Huele a infancia, a beso y a cielo.

     Quizás fue aquí donde el sol y la luna se dieron el primer beso cuando todavía eran niños, hace mucho, mucho tiempo.

     Quizás fue aquí donde la nada y el ser se juntaron para engendrar el silencio.

     Tengo paz y armonía: es un momento perfecto.

     Dos hayas conversan. La más joven le pregunta a la más vieja: ¿Quién nació antes: el agua, la luz o el viento? Y el haya viejecita le contesta: Todos esos nacieron ayer. Los que de verdad son viejos son el amor, la nada y el silencio.

     Hêtre = haya. "Faia" en gallego. En este bosque el presente se ensancha y el tiempo casi deja de existir. Huele a eternidad.

     Los buenos momentos hay que beberlos despacio. (Igual que el vino bueno).

     Me gusta este olor a infancia, y esta sensación de haber caído en otro mundo y de estar caminando por un cuento.

     No tengo prisa. No quiero ir a ninguna parte. Quiero que este bosque dure para siempre.

      El bosque dura y dura... A veces los momentos de felicidad no son fugaces...

      Mil años más tarde termina el bosque y salimos del éxtasis. El camino continúa. Ahora es variado. A veces nos pega el sol. A veces volvemos a meternos entre árboles y caminamos a la sombra... Por mi cabeza van desfilando ideas y pensamientos: Algunas de las montañas de los Pirineos parecen enormes dinosaurios dormidos. El Camino es una combinación armónica de soledad y compañía. Los buenos momentos deben beberse despacio, como el buen vino. Vivir el presente; alargar el momento, para que crezca, se expanda y se haga eterno. Vivir con pasión y con locura el presente.

     Al final llegamos a Somport. Comemos en el refugio. La amiga Margareta nos invita. No queremos pero ella se empeña en hacerlo.

     Pasa una nube. Se estremecen suavemente las raíces. Es el momento del adiós.

     Nos despedimos. Ella se queda aquí. Dormirá en el albergue y mañana bajará caminando hasta Jaca. Nosotros, como ya hemos hecho esta etapa y no la queremos repetir, cogemos un bus que nos baja hasta Jaca, para dormir allí y retomar mañana el camino donde lo hemos dejado hace tres días.

    Mientras espero el bus reflexiono: han sido tres días maravillosos. Tenía miedo de ir a Francia. El miedo a lo desconocido. Y todos mis temores eran falsos: ni mala señalización, ni tormentas, ni nieblas, ni problemas con el idioma, ni soledad inhóspita... Todo ha sido belleza, armonía y felicidad... Ha sido como caminar por un cuento de hadas, lleno de flores... Maintenant, j'aime la France...!

     El bus nos baja a Jaca en un periquete. Desde la estación de buses caminamos rápidamente hacia el albergue. Tenemos ganas de hablar con Mercedes para contarle nuestra experiencia en Francia y para darle las gracias por habernos enviado allá... Pero cuando llegamos al albergue nos enteramos de que Mercedes está de vacaciones. En su lugar hay una chica, una hospitalera nueva, provisional, que está sustituyéndola. Es la primera vez que hace de hospitalera. Nada más llegar nos ponemos a su servicio, de ayudantes de la hospitalera, y ayudamos a los peregrinos que van llegando para que se acomoden... Uno de los que llegan es un japonés. Se llama Ats. Y trae una mochila enorme... No habla inglés. Pero entiende algunas palabras de español.

     Hay bastantes peregrinos en el albergue. Hablamos con algunos de ellos. Por ejemplo con Pedro y su mujer Josefina, que están en las camas contiguas a las nuestras. Ya son veteranos. Han hecho ya varios Caminos. Hablamos también con Mara, una chica de un pueblo de Murcia, que viene sola y que empieza aquí el Camino. Hablamos con dos chicas jóvenes, austriacas.

     Y, sobre todo, conocemos a Ángel. Un chico de Huesca. Hoy es su primer día en el Camino. Ha empezado solo, en Somport. Necesitaba reflexionar y ha decidido venirse al Camino. Casi de improviso. Casi sin prepararse. De repente. Casi sin mochila. En realidad lleva dos mochilas pequeñas, una a la espalda y otra por delante. Hoy ha caminado solo mucho tiempo. Y ha tenido ya su primer gran encuentro con la belleza y la dureza de la hermana soledad... Desde Villanúa a Jaca se le ha hecho dolorosa... Ignacio sale con él a tomar una cerveza y a ver el final de un partido de baloncesto... Es el comienzo de una buena amistad...

     Por la noche conversamos con una madre (Montserrat) y una hija (Xenia) que van juntas. La hija tiene dieciocho años. La selectividad recién aprobada... No quería venir al Camino. Pero su madre le ha convencido para que la acompañe... Les contamos nuestra experiencia en Francia... Y de pronto la hija dice... "pues eso a mí sí que me apetece"... Y de repente se fragua un total cambio de planes... La hija quiere que se vayan a Olorón, tal como hemos hecho nosotros, y que empiecen a caminar desde allí... Le explicamos que Francia significa belleza y soledad... Pero la hija dice que no le da miedo la soledad... La madre no está muy convencida... Pero acepta el reto... Ahora será ella la que acompañe a su hija... Esta es la que acaba de elegir el Camino que quiere hacer... Habían venido con la idea de que la hija acompañase a la madre por el Camino Aragonés... Y de pronto todo da un vuelco de 180 grados y ahora es la madre la que va a acompañar al a hija por la Vía Tolosana, por el Camino de Arlés... Le hacemos entrega de las hojas que nos han servido de guía a nosotros... Es alucinante las consecuencias que tiene el hecho ¿casual? de que un peregrino que no conocemos haya dejado estas hojas en el albergue de Jaca...

     Antes de irnos a la cama todavía nos da tiempo de hablar de otras muchas cosas. Resulta que la Montserrat y Xenia son catalanas... Y al final va y resulta que conocen a una persona que también conoce Ignacio: al padre PERE FRADERA I MARCET..., ya fallecido, que dejó escrito un libro sobre el camino que se titula "De Sant Jaume de Calaf a Sant Jaume de Galicia". Un sacerdote que vivió el evangelio con radicalidad. Un hombre pobre y libre. Tenía aspecto de mendigo, pero tenía un corazón enorme. Y cuando murió dejó dicho que todas sus pocas pertenencias fueran repartidas entre varias personas que las necesitaban... Lo dio todo... Montserrat le conocía mucho, muy de cerca, y habla de él con mucha pasión... Al escucharla se me pone la carne de gallina... Ignacio también se emociona... Es alucinante...

     En un muro de una casa cercana al albergue de Jaca está escrito lo siguiente:

PIENSA

SIENTE

SUEÑA

ATRÉVETE

 

 

Día 9 de agosto de 2012

De Jaca a Arrés

El camino libera al hombre.

     Nos levantamos. Desayunamos. Nos despedimos de la madre y la hija que definitivamente se van a Francia. Les damos un abrazo muy fuerte. Son nuestras continuadoras en la aventura del cambio radical de planes, de la libertad y de la improvisación.

     También está desayunando Mara. Le aconsejo que se ponga viksvaporub para prevenir las ampollas.

     Salimos del albergue y empezamos a caminar. Vamos Ignacio, Angel y yo. Juntos. Pasamos al lado de la Iglesia de Santiago. Leemos un panel informativo que dice: "Desde el siglo XI, esta iglesia ubicada al sur de la ciudad medieval, ha dado nombre a uno de los burgos más antiguos de Jaca, el de Santiago, que desde antiguo acogió a comerciantes y artesanos que se dedicaban a atender las necesidades de los peregrinos que llegaban a la ciudad camino de Santiago de Compostela"

     Mientras camino me acuerdo de Montserrat y de Xenia. Es curioso. Habíamos entablado ya amistad con ellas. En solo una hora y pico de conversación ya les habíamos cogido mucho cariño. Y la verdad es que nos da mucha pena que se vayan y que no sigan con nosotros este camino. Egoístamente les diríamos: "quedaros". Pero la verdad es que sabemos que en el Camino nada te pertenece, nada es tuyo... Ellas no son nuestras. Su cariño, y su conversación, y su compañía... no nos pertenecen. Ellas tienen que seguir su camino y nosotros el nuestro. Por eso les informamos y les animamos a lanzarse a la aventura... y por eso les dimos hoy un gran abrazo deseándoles Buen Camino por Francia...

     Seguimos caminando. La mañana es agradable. El camino bonito. A veces vemos a lo lejos a las dos peregrinas austríacas, que caminan ligeras y despreocupadas, movidas por la fuerza de su juventud... Vamos por la misma senda, pero haciendo caminos diferentes, porque cada uno hace su propio camino... En un momento nos cruzamos con un gran rebaño de ovejas, guiado por dos pastores y un perro. A su paso levantan una tremenda polvareda. Ellas, las ovejas, también van haciendo su propio camino...

     Un poco antes de llegar a Santa Cilia nos paramos y nos sentamos a la sombra de un árbol, para beber y comer algo, y para untar de nuevo los pies con viksvaporub... Y al llegar a Santa Cilia volvemos a pararnos para ver el pueblo y para visitar la iglesia parroquial del Salvador. A su lado hay una fuente que nos sirve para beber y refrescarnos.

     Abandonamos Santa Cilia y seguimos caminando en dirección a Puente la Reina de Jaca. Hace calor. Ayer nos tocó disfrutar del paraíso atravesando los frescos bosques de los Pirineos. Hoy en cambio nos toca caminar por una sartén con aceite hirviendo, caminar por un desértico secarral, inhóspito, árido y tercamente inhumano...

     Ángel siente cada vez más el calor, el cansancio, y sobre todo el dolor de las ampollas en los pies... Ya se acerca el mediodía. Nuestras sombras son cada vez más pequeñas. Cuanto más corta es la sombra, más difícil es caminar... Esta parte del camino se nos está haciendo dura... Es nuestra travesía por el desierto...

     Poco antes de llegar a Puente la Reina de Jaca, a la vera del camino unos curiosos "monumentos" formados por pequeños montoncitos de piedras apiladas unas sobre otras, transforman el paísaje. Esto nos despierta y nos anima... Nos resulta agradable contemplarlos. ¿Quién habrá colocado aquí estas piedras? ¿Cuál sería el motivo por el que lo hizo? Seguramente habrá miles de razones...

     Cuando llegamos a Puente la Reina de Jaca es mediodía. Buscamos un lugar para comer. La comida está rica. En la terraza del bar, sentada en una mesa cercana, hay una chica muy mona, que tiene un tatuaje en lo alto de su espalda. Tiene unos labios pintados de un rojo intenso. Simplemente la vemos. Y admiramos lo que tiene de bella. Me gusta contemplar la belleza. La belleza por ella misma, sin más pretensiones.

     Al terminar de comer nos enfrentamos a los tres kilómetros y medio que nos faltan para llegar a Arrés. Hace calor. Mucho calor. Un sendero estrecho sube suavemente por el medio de la ladera. Se nos hacen un poco largos.

     De pronto, tras una curva, se nos aparece cercano, el pueblo de Arres. Hay una fuente a la entrada. Y también al principio del pueblo está el albergue. Nos recibe Vanesa, que nos regala una gran sonrisa y dos besos. Nos ofrece agua. Y nos explica cómo funciona este albergue. Lo atienden ella y su padre, Santiago. El albergue tiene varias plantas. En la del fondo del todo están las duchas, el lugar para lavar la ropa, y una puerta por la que se sale a la calle donde está el tendal... En las otras plantas están las habitaciones, con sus literas... Arriba de todo está la sala donde se recibe a los peregrinos. En el exterior, en la pared del albergue, un cartel con letras grandes y en mayúsculas, colocado debajo de una vieira, dice:

"LA CASA DE LAS SONRISAS"

     Antes que nosotros han llegado ya otros peregrinos. Entre ellos un italiano llamado Alberto, que llegó medio desfallecido, muerto de sed y de cansancio, y que estuvo a punto de desvanecerse... En cuanto bebió agua fresca se recuperó... Pero ¡cuidado!... ¡mañana nos dará un buen susto!...

     A media tarde llega Mara junto con Andrés (el peregrino holandés) y Ats (el peregrino japonés). Cansados. Desechos. En las últimas. Hay problemas. El albergue está lleno. Solo queda una plaza. Hay dos personas que no caben en el albergue. Son tres. Pero en el albergue solo queda una plaza. Tenemos un problema. La última que llega es una chica, Mara, que trae los pies destrozados, llenos de ampollas...Viene muy mal... Un ciclista belga, el único ciclista que había alojado, es el primero que se ofrece. Dice: yo dejo mi cama. Se coge su bici y se va a buscar otro sitio donde dormir. No le conocemos ni el nos conoce. Pero así es el Camino: generosidad con los desconocidos... Es el primer detalle especial y distinto que hay en este día ... Luego otro de los peregrinos, un holandés, se ofrece a irse a dormir al hostal... Y así ya quedan alojados todos los peregrinos...

     Por la tarde los hospitaleros nos llevan a visitar la iglesia parroquial de Santa Águeda. Antes de entrar Santiago nos habla del Camino: "El Camino tiene dos orillas, una es la libertad y la otra es la paz" ...

     En la iglesia el hospitalero Santiago tiene colocadas un montón de láminas con dibujos y poesías. Elijo una de ellas al azar y la leo, pensando que su contenido será el mensaje que hoy el cielo me quiere enviar a mí. Dice así:

El camino libera al hombre.

De las cadenas de mi esclavitud

sólo quedaron sobre el polvo del camino

los eslabones rotos.

En el camino soy al fin libre,

hasta donde la vista ya no me alcanza, ...

aún más,

allá donde el páramo se confunde con el cielo.

Rotas están ya las cadenas

que oprimían mi corazón,

y debiera dar gracias al camino,

sin embargo mi corazón calla.

No hay palabras ni oración.

Solo pienso en mi dulce soledad.

Soy libre,

pero estoy solo en medio del largo camino.

Asumo que también hay otros como yo,

gentes recién liberadas,

buscando desesperadamente

a otros peregrinos a quien unirse

para caminar por el mismo camino

nadido de la libertad.

No, no pienso en ellos, solo yo existo, y estoy solo.

Y con alegría vuelvo mis ojos al camino,

donde quedaron rotas mis cadenas

y recuerdo con nostalgia,

en este nuevo amanecer

aquellos lejanos tiempos esclavo de la vida

en aquellas lejanas tierras...

      Otros peregrinos cogen también una lámina para leerla. Cada uno recibe su mensaje. Veo como una chica al leer llora. Se nota que las palabras le han tocado muy dentro.

     Luego Vanessa nos da una explicación amena y divertida de la iglesia, de sus retablos y de sus santos... Nos cuenta también la historia de Santa Águeda. Virgen y mártir. Joven guapa. Un Senador quiso conquistarla. Ella no accedió a sus pretensiones y él mandó que la torturaran y que le cortaran los pechos. Así aparece en muchas iconografías: con sus pechos cortados, depositados en una bandeja. Es considerada como protectora de las mujeres.

     Me llama también la atención que en uno de los retablos hay una escultura de San Juan. No es frecuente ver imágenes de San Juan. También me llama la atención la existencia de una pila bautismal cuadrada, de una sola piedra, a la que se puede acceder tanto desde dentro de la iglesia como desde fuera... Así servía también para que llevasen a bautizar a sus hijos aquellos que no podían entrar en la iglesia...

     Después nos vamos a un mirador, para observar la llanura inmensa depositada a nuestros pies, y para intuir cómo ya se acerca la puesta del sol...

     Acto seguido volvemos al albergue, a la casa de las sonrisas, donde los hospitaleros no han preparado la cena para todos. Nos sentamos todos a la mesa. Y empezamos con una oración: Santiago nos dice que nos cojamos todos de la mano y que cada uno rece lo que quiera, durante treinta segundos... Silencio sagrado... Momento intenso... Unidad en la diversidad... Cada uno a su manera siente una profunda vivencia espiritual... Son solo treinta segundos... Pero significan mucho... Luego sigue la cena: Una rica ensalada de primero. Y salchichas con tomate de segundo... Está rica. Huele a hospitalidad...

     El albergue de Arrés tiene un carisma especial. El pueblo es pequeñito. La etapa es fea. Se llega después de haber pasado por un paísaje no especialmente bonito. Después de haber soportado el sol y el calor. Se llega cansado, sediento, hecho polvo... Pero te reciben con un beso... y antes de preguntarte nada te dan un vaso de agua fresca... Y luego te envuelven en la magia de la hospitalidad... Aquí uno se siente de verdad peregrino... Huele a Camino por todas partes...

      Después de la cena Vanessa convoca a todos los peregrinos que llevan ampollas y se las va curando una a una, despacio, con toda la calma del mundo, con cariño y ternura... Primero las unta con betadine. Luego las pincha... Introduce la punta de la aguja por un lado de la ampolla, muy despacito, con mucho cariño. Luego va pasando la aguja sin lastimar, o lastimando lo menos posible... Y cuando sale la aguja por el otro lado deja quedar el hilo... Luego hace la misma operación en sentido perpendicular para dejar un hilo cruzado con el primero... Y todo ello con paciencia, con ternura, y, sobre todo, con mucho cariño... Porque el cariño es la parte más importante de la cura de las ampollas...

     Dormimos bien. Por la mañana los hospitaleros nos preparan también un desayuno comunitario. Y después del desayuno, antes de partir, Vanessa hace una nueva cura de ampollas. A Mara le recomienda que camine con sandalias. Ella lleva unas chanclas que no sirven para caminar... Otra chica, Alicia, lleva unas chanclas con forma de sandalia. "¿Qué número usas?", le pregunta Vanessa a Mara. "El 37". "¿Y tú"?, le pregunta a Alicia. "También el 37". "Entonces puedes prestárselas"...

     Y así se hace. Alicia le presta sus chanclas-sandalias a Mara para que camine con ellas. A pesar de que Alicia también lleva ampollas y seguramente va a necesitar sus chanclas cuando a media mañana sus pies empiecen a recalentarse. Esto es lo que de verdad tiene valor: dar no lo que te sobra sino lo que necesitas, pero sabiendo que hay otro que todavía lo necesita más que tú. En efecto las ampollas de Mara están mucho peor que las de Alicia.

     Yo por mi parte me ofrezco a llevar el saco de dormir de Mara en mi mochila, para que ella lleve menos peso. Y hecho esto nos ponemos a andar. Camino con Angel e Ignacio. Ats también se une a nosotros. Alberto (el italiano), Mara y el holandés quedan atrás. Los demás peregrinos ya han salido antes.

     Arrés es un sitio muy especial. La hospitalidad que aquí se vive genera una gran unión entre los peregrinos y hace nacer y crecer el espíritu del Camino. Como consecuencia de ello todos los que dormimos aquí nos sentimos unidos, como formando parte de una misma familia: Pedro y Josefina, Alicia, Carlos y Mila, los dos Pedros, Alberto el italiano, Mara, Ats, Andrés, un peregrino francés cuyo nombre no recuerdo pero que transmite una paz que hace que varios le llamen El Maestro, Angel, Ignacio y yo... La cena y el desayuno comunitarios crean un especial espíritu de familia peregrina... Aquí nace algo que ya durará mientras sigamos en el Camino...

     Ah!, por cierto, ¿sabéis cuénto cuesta el albergue de Arrés? ¡Nada! Dormir, cenar y desayunar allí no tiene precio. Nos dan la cama, la cena y el desayuno a cambio de un donativo voluntario. Cada uno puede dejar "la voluntad", lo que pueda o lo que quiera, mucho, poco o nada... Así empezó el Camino. Hoy ya quedan pocos sitios de estos. Y tiene que ser así, porque la verdad es que ¡estas cosas no tienen precio! La verdadera hospitalidad no hay dinero que la pague.

 

Día 10 de agosto de 2012

De Arrés a Ruesta

"Maratón de desamparo" es el título que la guía de El país le da a esta etapa

La tarde es amena. A la noche cenamos en el bar. Nos reímos un montón. Una buena sesión de risoterapia en varios idiomas: japonés , portugués, holandés, alemán, inglés, español... con traducción simultánea... ¿Os habéis preguntado alguna vez cómo canta la gallina en cada uno de estos idiomas? Huele a carcajada...

El saber que nada te pertenece te permite vivir con libertad.

     Antes de salir de Arrés nos avisan de que el albergue de Artieda está cerrado. Ha habido una invasión de chinches. Lo están desinfectando. Esto nos obliga a seguir hasta Ruesta, haciendo una etapa de 29 kilómetros. El camino pasa cerca de Martes, Mianos y Artieda. Pero lo mejor es llevar agua y comida suficiente para no tener que subir y bajar a ninguno de estos pueblos. La etapa es larga y dura. Y las fuerzas van a andar muy justas. El hacer un par de kilómetros demás subiendo y bajando a alguno de estos pueblos puede pagarse al final... Yo llevo en la mochila dos litros de agua. Son dos kilos más de peso... Pero el agua es esencial...

     Angel, Ignacio y yo empezamos a caminar con alegría. A Ángel le duelen un poco las ampollas, pero soporta el dolor con estoicismo. Ats transporta con energía su enorme mochila. Yo voy meditando mis primeros pensamientos del día: El saber que nada te pertenece te permite vivir con libertad.

Al final del Camino,

en medio del desierto y de la nada,

construimos cun albergue con piano,

y allí, todos los peregrinos abrazados,

fundidos en un gesto de amor,

escuchamos la canción

que nos toca un ángel,

y que nos habla

de vida y libertad,

de unión,

de armonía y de paz,

y de generosidad...

de generosidad...

 

     Amanece. Camino. Camino en libertad. Camino en soledad. Camino con una mochila que lleva además de su peso normal dos litros de agua y el saco de Mara. Pero no. No me pesa la mochila. Porque la energía que llevo dentro es muy superior. La fuerza de mi cabeza mueve mis pies con agilidad... El Camino es paz. El Camino es fuerza. El Camino tiene que ayudarnos a ser más libres, más desprendidos, menos atados a las cosas... El Camino también te enseña que no posees nada, que nada es tuyo. Porque incluso los compañeros peregrinos que hoy están contigo en el albergue y con los que pasas unas horas felices... es posible que mañana vayan a otro albergue distinto del que vas tú... y tienes que aceptarlo... No te pertenecen... No. No puedes poseer nada. Nada te pertenece. No te pertenece el sol porque se va cada noche. No te pertenecen las estrellas porque se borran cuando nace el día... No te pertenece la luna porque a veces está y otras veces no está... Nada te pertenece. Todo está ahí para saborearlo cuando lo tienes y para saber vivir sin él cuando no lo tienes.... El Camino es libertad... El Camino es aprender a convivir con uno mismo... El Camino es aprender a vivir intensamente el momento presente... El pasado ya no existe... Y el futuro lo construimos en cada momento... viviendo el presente...

     Otra reflexión: lo que importa no es la sabiduría que tiene una persona, sino el modo en que emplea esa sabiduría... Son muchos los pensamientos que van surgiendo a lo largo del Camino. En los Pirineos disfrutamos de la belleza y de la felicidad... y ahora aquí, en la llanura, disfrutamos con el esfuerzo y con la alegría de superar las dificultades... y esto, a veces, crea lazos de solidaridad más fuertes que la misma belleza... A veces el sacrificio y el esfuerzo generan lazos más fuertes que los que generan la alegría y la belleza...

     La misma llanura que a las ocho de la mañana es un camino precioso... cuando llegan las dos de la tarde de un día caluroso de agosto se convierte en una olla de aceite hirviendo, en un infierno...

     Una sueca inteligente, agradable y que hable castellano... es capaz de convertir un lugar cualquiera en un trozo de cielo...

    No corras. No te escapes. Porque en algún momento tendrás que encontrarte contigo y con tu soledad...

     Conocerse a uno mismo y conocer y aceptar las propias limitaciones ... ayuda a afrontar las dificultades.

    No importa si tu mochila es pesada o es ligera... lo verdaderamente importante es que es la tuya y es la que tienes que llevar.

     ¡Qué difícil es amar de verdad y abrazar de corazón... al diferente!

     En este camino estoy reflexionando mucho sobre la idea del desapego: nada nos pertenece. Ni siquiera el cariño de las personas. A veces nos creemos con derecho a exigir que los demás nos quieran... Y no tenemos ese derecho. Eso tampoco nos pertenece. No podemos exigir a nadie que nos quiera, ni siquiera que nos trate con cariño. El amor nace de la libertad...

     Por aquí, por este mismo camino, pasaron ayer tres personas, tres jóvenes. Es una historia tremenda. Hace unos meses, un día un joven que estaba en la playa con su familia dijo que quería hacer el Camino de Santiago desde Somport... Y ese mismo día ese joven, de pronto, de repente, se desvaneció y se murió... Sus tres hermanos allí presentes hicieron la promesa de hacer el Camino en su lugar. Y ahora mismo lo están haciendo. Van justo un día antes que nosotros. Y van dejando una huella muy fuerte en el Camino... Por donde pasan, su historia conmueve, cuestiona las raíces y los fundamentos de la vida que estamos llevando... Les duelen los pies... Les atormentan las ampollas... Pero les mueve la fe... Una de las hermanas va sufriendo horrores porque lleva los pies llenos de ampollas... Y es posible que sea incapaz de llegar a Santiago este año... Probablemente tenga que parar, dejar el Camino, y volver de nuevo cuando se le hayan curado los pies... Pero no lo se... porque la fuerza que les mueve es tan grande... que todo los milagros son posibles... Es realmente una historia que me emociona... Saber que ahora mismo estoy pisando la misma tierra que ellos pisaron ayer ... me pone los pelos de punta y me hace estremecer...

     Pronto dejamos atrás los más de 7 km que nos separan del primer pueblo. Su nombre me resulta sorprendente: Martes. Me pregunto: ¿Cómo se viven los miércoles, los jueves.... los domingos y los lunes en Martes?... A la vera del Camino un cartel nos informa de que en Martes hay una iglesia originariamente de fábrica gótica, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Candelas. Y de que existen noticias de que hubo un castillo en Martes desde la alta Edad Media. También hay otro cartel que nos habla del puesto de carabineros y del contrabando. Dice así:

"Puesto de carabineros.

El contrabando.

El Camino de Santiago, además de ser una vía de peregrinos, sirvió también como paso para viajeros y contrabandistas.

Sin embargo, el contrabando de la época debemos entenderlo más bien como un intercambio de productos entre los dos países, España y Francia, más que como actividad delictiva o ilegal, aunque así se consideraba y era fuertemente reprimida por el cuerpo de carabineros.

Los artículos que solían venderse en el país vecino eran semillas de ciertas plantas, sal, aceite, vino o lana, que se intercambiaban por animales, relojes, vajillas, bicicletas, esquilas o ropa. Siendo tan fuertemente perseguida eta actividad, conocemos multitud de anécdotas y tretas a cuál más ingeniosas para burlar la vigilancia de las autoridades. Algunas de las más frecuentes eran, por ejemplo, subir las mulas traídas de Francia al desván de la casa para eludir un registro o colocar las herraduras a las caballerías al revés de tal forma que, cuando los carabineros las seguían, iban en dirección contraria..."

     Otro cartel nos informa de que Martes cuenta en su término con tres ermitas: San Sebastiá, San Pelay y la de Javierremartes, que fue iglesia parroquial de un pueblo del mismo nombre, hace muchos siglos desaparecido. Se trata de un edificio románico, situado en un cerro al oeste de la población, que se encuentra en avanzado estado de ruina...

     Dejamos Martes a nuestra izquierda y sin detenernos seguimos caminando. Otros 7 kilómetros más y pasamos al lado de Mianos, donde tampoco nos detenemos... Tampoco entramos en Artieda... En un momento paramos para descansar algo a la sombra de un árbol. Cuando llega el japonés le ofrezco un plátano. Lo acepta sin dudarlo. Necesita energía para transportar su enorme mochila... Bebemos. Y comemos un bocadillo... Un bocadillo realmente difícil de comer. Un jamón seco e insípido. Y un pan que sabe a chicle, duro, inmasticable... De hecho Ignacio dejó un trozo que le sobró... y vinieron las hormigas... lo olieron... y se fueron... porque era un pan tan malo que no les apetecía ni tocarlo...

    Al reemprender la marcha le pido al japonés que me deje llevar su mochila. La cargo a mis espaldas. Con paso firme camino con ella durante veintiún minutos. Pero ya no puedo más. Me paro y se la devuelvo. Cojo la mía. Ahora me parece sumamente ligera. Si llevas durante diez minutos la mochila de otro, después la tuya te parece muy ligera. Pero de todos modos cada uno tiene que llevar su propia mochila. Podemos ayudar a los demás. Pero no podemos sustituirlos en su caminar... Cada uno tiene que hacer su propio Camino, a su paso, y con su carga...

     Y, caminando cada uno a su paso, empezamos a dispersarnos... Ignacio y el japonés van delante. Ángel se sienta a la sombra de un árbol, en postura de yoga, para comer algo y descansar... Yo sigo a mi ritmo, al compás de mi soledad... Más adelante, en medio de un bosque, me encuentro de nuevo a Ats. Está sentado. Comiendo una naranja. Me ofrece un trozo... Luego, cuando termina, hace un agujero en el suelo... y entierra las mondas y las cubre con tierra y hojas... Me gusta este detalle... Habla mucho del tipo de persona que es: un hombre respetuoso con el medio ambiente... Ese simple gesto es más elocuente que un largo discurso...

     Luego seguimos caminando juntos. Cuando el camino sale del bosque a la carretera... miramos a la derecha y vemos de repente, muy cerca muy cerca, ya ahí mismo, las ruinas de Ruesta... El japonés pega un salto y da un grito de alegría... Es primario. Es espontáneo... Es fantástico...

     Y así llegamos a Ruesta: un pueblo abandonado. Han rehabilitado una par de casas que sirven de bar y albergue. Bebemos. Nos duchamos. Lavamos la ropa. Comemos. Conversamos. Estamos bien. Pero...

     Ya pasa bastante del mediodía. El calor aprieta. Un hombre llega gritando y pidiendo auxilio. Ayudadme por favor. Traigo en el coche a un peregrino medio muerto... nos levantamos y salimos disparados hacia el coche. ¡El italiano! La cara totalmente blanca. Los ojos enormes, desencajados. Le bajamos del coche. Le llevamos al albergue. Le colocamos a la sombra. Y le damos de beber. Los encargados del albergue llaman al 061.

     El hombre del coche nos cuenta que le vio tirado en la carretera. Pensó que estaba muerto. Paró el coche. Vio que respiraba. Le montó en el coche y le trajo al albergue.

    Al beber poco a poco se va recuperando. Cuando puede hablar nos cuenta que iba caminando por la carretera. Que empezó a ver borroso. Y que se desplomó. Cree que solo perdió el conocimiento durante muy poquito tiempo. Creemos que ha sido un golpe de calor. Y que si no hubiera tenido la suerte de que llegase un coche en ese momento... se habría muerto. El hombre del coche, un hombre anónimo, un hombre bueno, le salvó la vida a este peregrino extranjero... Y por supuesto que esta "noticia" heroica no va a salir en los periódicos... En cambió si un coche hubiera atropellado a un peregrino, ¡eso sí que sería noticia!.. Y en cambio el hecho de que un hombre salve la vida de un peregrino ¡no es noticia! Así es el mundo que hemos construido...

     Cuando llega la ambulancia el peregrino está ya muy recuperado. Habla. Sonríe. Cuenta chistes.... Le hacen un chequeo... Dudan. Pero al final deciden no ingresarlo. Un pacto: puede dormir en el albergue... pero a cambio no podrá seguir caminando. Tendrá que dejar el camino. Acepta.

     Este episodio nos asusta un poco. El día está muy caluroso. Y la etapa ha sido una larga travesía por el desierto. Todavía nos faltan varios peregrinos por llegar. Llamo a Mara por teléfono. Me cuenta que ha llegado hasta Mianos... que ha subido al pueblo... que allí un hombre le ha dado agua y algo de comer... pero que sus pies no le han permitido seguir... Sus ampollas se lo han impedido... Que ha llamado por teléfono y que una familiar que tiene en Canfranc la ha venido a buscar en coche y se la ha llevado a su casa... "¿Y el saco?" "Déjalo donde quieras" "No. Lo llevaré mañana hasta Sangüesa y te lo enviaré por correo postal".

    También nos faltan el holandés y las dos austriacas. El encargado del albergue nos cuenta que hace un rato, cuando venía en coche los vio a los tres caminando por la carretera... Que ahora ya deben estar en el bosque. Es media tarde. Hace mucho calor. Tenemos miedo de que vengan sin agua y sin comida y de que les pueda pasar algo parecido a lo que le pasó al italiano... Ats, el japonés, compramos agua y tres acuarius, y nos ponemos en camino. Vamos a su encuentro. Primero nos encontramos al holandés. Le falta todavía un buen tramo para llegar al albergue. Le ofrecemos bebida y la acepta. Nos dice que las austriacas vienen un poco más atrás. El holandés sigue su camino hacia Ruesta y nosotros seguimos hacia atrás, hasta que las encontramos. Les ofrecemos de beber. Ellas dicen que no lo necesitan. Que traen agua. No entienden por qué estamos allí. Ellas no entienden el japonés ni el español. Nosotros tampoco entendemos el alemán. Por señas es bastante difícil explicar las razones por las que hemos ido a su encuentro... Volvemos los cuatro juntos hacia Ruesta... Más tarde, cuando se enteran de lo que sucedió con el italiano, empiezan a entender por qué habíamos ido a su encuentro... Y entonces nos dan las gracias y nos invitan a tomar algo... Todas las cosas tienen alguna explicación, aunque a veces no sea fácil verla en el primer momento...

     La tarde es amena. A la noche cenamos en el bar. Nos reímos un montón. Una buena sesión de risoterapia en varios idiomas: japonés, portugués, holandés, alemán, inglés, español... con traducción simultánea... ¿Os habéis preguntado alguna vez cómo canta la gallina en cada uno de estos idiomas? Huele a carcajada...

    Luego un rato de conversación serena. Y a la cama.

 

Día 11 de agosto de 2012

De Ruesta a Sangüesa

Me gustaría hacer mil cosas... Pero es imposible seguir todos los caminos a la vez.

De nuevo el Camino se convierte en un ejercicio de desapego: nada es tuyo, nada te pertenece...

     Ayer fue desierto. Calor y sufrimiento. ¿Hoy?

      Salimos de Ruesta temprano, antes de que abra el bar. El holandés y las austriacas quedan todavía en el albergue. También queda durmiendo el italiano. Los demás peregrinos han salido antes que nosotros.

      A la salida del pueblo, en una casa en ruinas, hay un tronco de madera en el que está escrito: "Las plantas fabrican su alimento con las sales minerales y el agua del suelo en presencia de la luz del sol. Son la base de la vida". Me gusta la frase, la forma en que está escrita y el lugar en que está colocada. Me froto los ojos para comprobar que estoy despierto. Todo en este pueblo me parece un poco irreal. Me acuerdo de Platón y del mito de la caverna: ¿Cuál es el mundo real? ¿El que percibimos por los sentidos o el mundo de las ideas? ¿Cuál es el objeto real y cuál es la sombra?

     Me he detenido un rato para leer y anotar la frase. Me he quedado un poco rezagado del grupo. Camino solo. El lugar tiene un fuerte olor a misterio.

     Después de una pequeña bajada empieza la subida. A la izquierda veo una pequeña ermita o iglesia media abandonada. Una portada románica que me enamora. Está sola y olvidada. Su sencilla belleza me enamora. Me gusta el románico. Me gustan las iglesias pequeñas, pobres, rústicas, primitivas... Podría quedarme aquí un día entero, acariciando las piedras viejas, palpando el eco del pasado, besando el tiempo... Pero sigo andando. Subiendo...

     Apuro un poco el paso y alcanzo a los demás del grupo. Angel, Ignacio y Ats. Caminamos durante un buen rato por una pista en ascenso. Y cuando llegamos a la cima nos encontramos a varios peregrinos sentados a la vera del camino: Oscar, Alicia, Mila, Pedro y Josefina, tres ciclistas... Nos unimos a ellos. Sejamos las mochilas en el suelo. Sacamos las viandas. Un poco de agua. Un poco de fruta. Fotos, conversación y risas. Sobre la mesa de tierra improvisamos un banquete... Huele a fiesta... Estos momentos también forman parte del Camino...

     Al cabo de un rato reemprendemos la andadura. Los ciclistas se despiden y se van para siempre. Los demás vamos en grupo. Nueve peregrinos caminando juntos... Esto es multitud en el Camino Aragonés... La temperatura está muy agradable. Y el camino es cómodo y fácil de andar....

     Y así, en grupo, caminamos hasta llegar a Undués de Lerda, el último pueblo del Camino en Aragón. Paramos en una plaza, entre la Iglesia y el bar. Descansamos, bebemos, conversamos... Compro agua y sobres de colacao... En una botella de medio litro me preparo un colacao con agua... Lo hago fuerte, con tres sobres, para que me de más energía... Es mi secreto: llevar sobres de colacao... Así, cuando el agua se calienta, disuelvo en ella un par de sobres de colacao... y en lugar de beber agua caldosa lo que bebo es un colacao caliente... que me aporta líquido y además alimento, fuerza y energía... Creo que voy a divulgar este invento...

     Al cabo de un rato reemprendemos la marcha. Poco a poco nos vamos separando en diferentes grupos. Un mojón de piedra nos anuncia el fin de la comunidad de Aragón y el comienzo de la de Navarra... Estoy en Navarra. Camino de Sangüesa. Hace veinticinco años terminé la carrera de Derecho en Pamplona, y me volví a Galicia. No me imaginaba yo entonces que iba a volver a Navarra de esta manera, no me imaginaba yo entonces que algún día haría el Camino de Santiago, no me imaginaba yo entonces, que 25 años después, casado, con dos niñas, volvería a Navarra por el Camino Aragonés, caminando bajo el sol, por esta llanura de cereales, al mediodía, cansado, sediento -aunque con agua todavía en la mochila-, y con ganas de llegar a Sangüesa...

     Antes de llegar a Sangüesa, a la izquierda del camino, un sencillo monumento recuerda a un peregrino que murió aquí: Francisco Javier Burgos Lizaldez, peregrino de Zaragoza, de 53 años, que hacía el Camino desde el Somport, murió el 10 de septiembre de 2008, a causa de un infarto. Son muchos los peregrinos que mueren todos los años haciendo el Camino. No porque el Camino sea un lugar especialmente peligroso. Sino porque la muerte nos puede llegar en cualquier lugar y en cualquier momento.

     Llegamos a Sangüesa a las 13:15. Lo primero que hago es preguntar dónde está la oficina de correos. Quiero enviarle a Mara por correo postal su saco de dormir. Cuando llego a la oficina de correos la encuentro cerrada. Hoy es sábado y cierra a las 13:00. Pregunto si hay en el pueblo SEUR o algo que se le parezca. Me dicen que hay MRW. Voy hasta allí. Pero también la encuentro cerrada. Vaya. Hecho cuentas: tendré que seguir por lo menos un par de días más con el saco de Mara en la mochila. Casi un kilo de regalo. Pero no me importa. Este año me siento fuerte y apenas noto el peso de la mochila...

     La hospitalera de Sangüesa es una chica joven, que se llama Nuria. Ats, el japonés, deja en el suelo su descomunal mochila, se sienta, se queda mirando a la chica, y abre los labios y pronuncia en castellano la frase más larga que le hemos oído hasta el momento: "He venido de Japón para verte"... La chica empieza a reír... y creo que no habrá parado de reír en dos días... ¡Nunca le habían dicho un piropo como este!...

     Pedro y Josefina llegan poco después. Y algo más tarde aparecen Carlos, Alicia y Mila. Con ellos se ocupan las últimas plazas que quedaban en el albergue. La hospitalera nos da algunas llaves, pone fuera un cartel que dice que el albergue está completo, y se va.

     Nos duchamos. Ponemos una lavadora. ¡SIIIIIIIII! En este albergue hay lavadora. Y esto cambia muchas cosas. Cambia, por ejemplo, el olor de la ropa... Dejamos la lavadora en funcionamiento y nos vamos a comer. En la mesa somos 7 (Carlos, Alicia, Mila, Ask, Angel, Ignacio y yo). Por fin hemos formado el número mágico. Francisco, nuestro viejo compañero de camino, siempre decía que un grupo de 7 era un grupo perfecto.

     Cuando volvemos de comer hay una peregrina nueva en el albergue. Es rubia. Parece extranjera. Y no tiene buena cara. Pedro nos explica que llegó pasado el mediodía, sola, cansada, muerta de calor... Y que, aunque el albergue estaba lleno, él le invitó a quedarse. Hay un colchón en una esquina y puede dormir sobre él, en el suelo... A todos nos parece perfecto. Intento hablar un poco con la peregrina nueva. Efectivamente es extranjera. Polaca. Habla un poco de inglés. Se llama Bárbara. Me dice que ha tenido un problema de una infección de riñón o algo así (esto no se lo entiendo muy bien) y que la han llevado al médico a Sos del Rey Católico. Y que luego, desde allí se ha venido andando. Deduzco que venía una etapa más atrás que nosotros y que al llevarla al médico en coche la han adelantado una etapa. Aunque esto tampoco se lo entiendo del todo... Es rubia. Tiene unos ojos bonitos. Pero no tiene muy buen aspecto. Y parece un poco extraña...

    A Ignacio y a mi y a los dos Pedros nos apetece ir a Sos del Rey Católico. Hace tiempo que tenemos ganas de conocer ese pueblo. Llamamos a un taxi. Tiene ocho plazas. Intentamos convencer a más gente para que venga. Al final se apunta Alicia, Mila y Bárbara (la peregrina nueva). Somos 7 en total. De nuevo se forma el número mágico.

     Sos es un pueblo muy bonito. Medieval. Restaurado. Bien conservado. Nos pasamos dos horas paseando por el pueblo. En Sangüesa hacía mucho calor. Pero aquí hace una buena temperatura. Nos sentimos muy bien. Hago fotos... En un momento entramos en una iglesia. Están con la misa. Todos salen pronto salvo Bárbara y yo que nos quedamos un rato más. Llega la hora de la comunión. Bárbara me deja su bolso y va a comulgar. Este detalle me gusta... A ver si al final no va a ser tan rara como me pareció al principio... Después salimos de la iglesia... y en ese momento ella se aparta del grupo y ... ¿está llorando?... ¿O son imaginaciones mías? Vaya. Todo esto es un poco extraño...

     Al cabo de un rato todo vuelve a la normalidad. Segumos paseando por el pueblo. Y haciéndonos fotos...

     A la hora acordada (las 20:00) vuelve el taxi y nos recoge y nos lleva al albergue. Ha sido una tarde muy bonita. La belleza del pueblo nos ha cargado de energía positiva.

     Cuando llegamos al albergue Ángel no está pues se ha ido a cenar con los de Madrid. Mila y Alicia se van también a donde están ellos. Ignacio va a la Iglesia de Santiago a sellar las credenciales. Los Pedros se van a cenar al bar del camping. Y yo me quedo un rato en el albergue. También se queda Bárbara. Juntos nos vamos a un super. Compro leche de soja y agua. No recuerdo lo que compra ella. Solo dice que quiere pan. Compramos una barra de pan y volvemos para el albergue. Ella ha preparado un cazo de sopa. Se sirve un plato y me ofrece a mí para que me sirva otro. Lo acepto y me la como. Me gusta la sopa.

     Pronto llegan los demás y nos vamos todos a dormir. Desde Arrés se había formado un grupo majo de peregrinos. Pero al día siguiente se va a producir una cierta desbandada...

     Ángel, nuestro amigo más fiel, lo va a dejar aquí y se va a volver para su casa... Cree que con lo que ha caminado ya ha sido suficiente. Además sus pies están bastante tocados por las ampollas... Es difícil decir adiós pues ha sido una relación de muchas horas...

     Carlos, Alicia y Mila van a hacer una etapa corta: van a ir hasta Izco y se van a quedar a dormir allí... Ats, Pedro y Josefina y los dos Pedros hacen etapa larga y quieren llegar a Monreal... Ignacio y yo todavía no sabemos lo que vamos a hacer... A mi me apetece hacer mil cosas a la vez. Me gustaría quedarme en Sangüesa todo el día para pasear por el pueblo y hacer fotos. Me gustaría visitar Leyre y Javier... Me gustaría ir a Izco y quedarme allí con los tres de Madrid que me caen muy bien... Me gustaría conocer la Foz de Lumbier... Me gustaría hacer mil cosas... Pero es imposible seguir todos los caminos a la vez. De nuevo el Camino se convierte en un ejercicio de desapego: nada es tuyo, nada te pertenece...

 

Día 12 de agosto de 2012

De Sangüesa a Monreal

Es imposible seguir todos los caminos a la vez.
De nuevo el Camino se convierte en un ejercicio de desapego: nada es tuyo, nada te pertenece

Japón, Polonia, España... para la comunicación el idioma es importante... pero la mirada es lo esencial...

 

     La guía del país pone a esta etapa el siguiente título: "Soledades que enamoran"

      Por la mañana Ignacio y yo salimos del albergue de Sangüesa en compañía de Ats (el Japonés). Antes nos despedimos con un fuerte abrazo de Angel. Y del saco de Mara, pues Angel se ofrece voluntario para llevárselo a su casa y luego enviárselo él por correo... Así yo no tendré que cargar con él en mi mochila... También nos despedimos de los de Madrid. Me da mucha pena pensar que no voy a volver a verlos...

     Empezamos a caminar. Nos olvidamos de la Foz de Lumbier y cogemos el camino más corto para ir a Izco. Ignacio va delante, a velocidad de crucero. Tiene ganas de llegar a Izco para tomar un café. Para eso tiene que caminar 16 km... Detrás van Pedro y Josefina. Luego Ats. Y finalmente yo. Los demás han ido por la Foz de Lumbier... Yo voy caminando solo. Me siento bien. Me paro y escribo: "llevo dos horas caminando solo... y hasta Izco me quedan otras dos horas de soledad... hace buena temperatura... me acaricia el viento... me gusta el Camino de hoy, porque me huele a LIBERTAD...

     Llevo agua, pero no comida... De vez en cuando me encuentro algunas moras... No están ricas... pero las como... porque las moras van a ser hoy, en esta mañana, mi alimento principal... Cuando llegamos a Izco Ignacio ya ha desayunado. Pido un bocata de salchichón. Me sabe a gloria. Es temprano todavía. Al terminar de desayunar decidimos seguir hasta Monreal... Pero antes de partir, en el libro del albergue de Izco, dejo escrita esta frase: "Carlos, Alicia, Mila... muy pocas horas, no muchas palabras y una cuantas miradas ... han sido suficientes para cogeros mucho cariño... BUEN CAMINO".

     Pienso en mis hijas... y deseo que sean siempre valientes... tanto para saber decir que no... como para saber decir que sí...

     Es muy importante que las señales sean coherentes...

     Japón, Polonia, España... para la comunicación el idioma es importante... pero la mirada es lo esencial...

     En Salinas de Ibargoiti me paro un rato para beber en una fuente y para hacer fotos de la Iglesia. Luego sigo solo, con calma, hasta llegar a Monreal... Cuando llego me ducho, lavo la ropa, y decidimos ir a comer... Pero nos encontramos con una sorpresa: el único bar del pueblo cierra al mediodía, de 14 a 17... Y son las dos y media... ¿Y la tienda? También cierra de 14 a 17... Y ¿no hay nada más?. No. No hay nada más... ¿Entonces? ¿Vamos a tener que esperar hasta las cinco para comer algo? Podemos llamar en una casa y preguntar si nos dan algo para comer... Y de veras que estoy dispuesto a hacerlo... Pero antes vamos a probar una última opción: el quiosco de la piscina... vamos allá. La piscina está abierta. Y hay un quiosco. Compramos la entrada para la piscina. Entramos. Ignacio come un helado... Yo pido dos sanwiches de jamón y queso. Y Ats se toma varios pinchos de tortilla de patata... Luego nos invitan a melón. Aceptamos, por supuesto... Cuando terminamos Ats dice una de sus frases: "Estómago lleno, corazón contento".

     Después volvemos para el albergue. Y allí encontramos a los Pedros y a Bárbara.

     Dicen que la polaca es monja. No sé si es cierto. Resulta difícil comunicarse con ella. Sobre todo por el idioma. Sólo podemos intercambiar mensajes básicos en inglés.

     Mila, Alicia y Carlos se han quedado en Izco. Me fastidia un montón que no sigamos juntos, pues con ellos me encontraba muy a gusto. Pero el Camino es así: Hare mae, hare ra, kia ora. Nos encontramos, nos saludamos, nos decimos adiós...

     Monreal es un pueblo un poco raro. Tiene una iglesia enorme. Tiene un solo bar y una sola tienda. También una piscina. Pero poco más... Puede ser un lugar aburridísimo, pero puede ser también un lugar hermoso... Importa el donde... pero sobre todo lo que de verdad importa es el cómo y el con quién...

     Doy una vuelta por el pueblo. Entro en la iglesia. Al fondo hay una vidriera con una imagen de Santa Bárbara. Le hago una foto. En este pueblo tienen también una plaza que lleva el nombre de Plaza de Santa Bárbara... Y hoy también una peregrina polaca que lleva este mismo nombre. Es una curiosa coincidencia...

    Estamos un rato descansando en el albergue. Y luego Ignacio y yo vamos a la tienda y volvemos a bajar a la piscina. Bárbara viene con nosotros... Mientras Ignacio se baña hablo un rato con ella. Le comento que me han dicho que es monja... Ella se pone a reir a carcajadas... Me explica que no, que no es monja, sino enfermera... De todos modos sí que es católica. Ha estado en Madrid en la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud, con el Papa). Hoy tiene mucho mejor cara que ayer. Seguramente porque ya se ha curado de la infección de riñón (o lo que fuese). Por razones de idioma no me resulta fácil comunicarme con ella... Pero su mirada me dice que es una persona buena, limpia y generosa... Inspira confianza.

     Por la noche cenamos todos los peregrinos juntos en el Bar. Somos 9. Pedro y Josefina, los otros dos Pedros, Bárbara, otro peregrino extranjero de cuyo nombre no me acuerdo, Ats, Ignacio y yo. La cena está deliciosa. Y disfrutamos además un buen ambiente de alegría y de fiesta. En el bar hay también gente del pueblo riendo y cantando. Les aplaudimos. En cierto modo nos unimos a ellos. Me siento plenamente feliz...

     Antes de cenar nos hacemos una foto. Y para ello Ats, el japonés, saca de su mochila... ¡un trípode!... ¡Toma ya! No me extraña que pese tanto...

     Dormimos bien.

     Por la mañana al levantarme hecho un vistazo al libro del albergue. En mayo de 2012 alguien escribió: "Bueno, me voy. Algo triste, por no decir que bastante. He pasado una noche muy bonita. Hacía días que no sonreía y reía tanto. Pero bueno, así es el Camino: "unos vienen y otros se van", y, por mala suerte, Kuba y Batza se van, nouestros caminos sólo coincidieron una noche, quizá en toda la vida. pero fue bonita".

     Y del día 12-08-2012 leo un par de mensajes. Uno dice: "Me gusta este pueblo porque he visto a la gente muy sonriente. Hemos pasado una tarde muy feliz. Gracias por todo". Y otro dice algo parecido a esto: "Witajcie. Szczesc Boze! Dziekuje za serdeczna goscinnosc. Boindzo czesto czuje sie na Camino jak w domu i tu nie byio innaczej i. Buen Camino", que traducido al castellano quiere decir algo así como: "¡Bienvenidos!. ¡Que Dios os Bendiga! Gracias por la cálida hospitalidad. En el Camino, hay sitios como este en los que uno se siente uno como en casa. Buen Camino". Para no faltar a la verdad tengo que aclarar que es posible que la frase escrita en polaco no esté bien copiada porque en algunas palabras no entedía bien la letra... y en cuanto a la traducción no es ni mucho menos literal... pero sí recoge la idea principal...

 

Día 13 de agosto de 2012

De Monreal a Puente la Reina.

Los caminos se hacen uno sólo.

Es lunes: la iglesia de Eunate está cerrada.

Eunate es un lugar lleno de magia y energía...

The presence of a woman changes the color of every thing.

Poco importan las palabras, lo esencial son las actitudes, los gestos y las miradas...

     Salimos juntos de Monreal Bárbara, Ats, Ignacio y yo. No por pura casualidad. Sino porque por nuestros gestos y comportamientos sabemos que nos entendemos y que estamos bien juntos. A veces no es el idioma lo que une sino las actitudes y la manera de actuar en los pequeños detalles...

     Caminamos alegres, ligeros, contentos... Huele a luna de oro, a infancia, a amistad y a fiesta... Hace un buen día. La etapa es bonita. Vamos juntos y nos sentimos bien.

    Cuando nos parece, nos paramos. Nos sentamos en unas piedras. Sacamos nuestras viandas y nos ponemos a comer. Uno ofrece nueces. Otro almendras... Cada uno comparte lo que lleva. Es, una vez más, el milagro de la multiplicación de los panes y los peces... Si se comparte todos quedan saciados... Ats y Bárbara hacen unos ejercicios de estiramientos. Nos hacemos unas fotos divertidas. Echamos unas risas... Y luego seguimos el camino... Voy pensando: en el Camino el dolor y la alegría son más fuertes... y el tiempo se vive con mayor intensidad... Y así sucede que a personas a las que conoces de solo unas horas... cuando te despides de ellas les das un abrazo tan fuerte como si fueran tus hermanos...

     Veo una frase escrita en una roca, con tinta roja: "The presence of a woman changes the color of every thing".

     Y en otra roca está escrito: "Cuando me muera... quiero morir caminando... quiero morir viviendo... no quiero haberme muerto antes de dejar de respirar..."

     Llegamos luego a Gerendiain, un pueblo bonito y bien cuidado. Tras admirar el pueblo seguimos nuestro Camino. Yo voy pensando: En el Camino, inconscientemente, acabas juntándote con la gente que es de tu estilo. No importa si habla el mismo idioma que tu. Lo que sí importa es que sea de tu estilo: gente a la que miras a los ojos sintiéndote bien, gente con la que te sientes cómodo cuando estás en silencio, tente que tiene miradas, actitudes, gestos y comportamientos que son de tu agrado...

     Poco importan las palabras, lo esencial son las actitudes, los gestos y las miradas...

     Cuando dos personas tienen pasos diferentes... si quieren ir juntas... es la que corre más la que tiene que adaptarse al paso de la que va más despacio...

     Casi sin darnos cuenta llegamos a Tiebas. ¡Tiebas!... Un pueblo lleno de magia. Un nombre que suena a misterio... Nos reciben las ruinas de su viejo castillo. En cuanto las veo siento que me atraen fuertemente. Me paro. Las miro. Giro mis pies hacia la derecha... y me dejo llevar por la fuerza que me arrastra hacia las ruinas... Entro dentro... Veo como en el suelo se abre una puerta y ante mi aparecen unas escaleras que descienden... Abajo suena la música... Me asomo. Me quito la mochila y la dejo en el suelo. Y entro. Me dejo llevar... Se cierra la puerta. Estoy en otro mundo. Hay una fiesta. Hombres elegantes. Mujeres jóvenes, vestidas de seda, con trajes finos, suaves, ligeros... que descienden hasta sus pies descalzos... Todos bailan al son de una música que huele a agua, a luz, a vida y a libertad... Cierro los ojos un momento. Siento como la música me inunda por dentro... Mis células bailan y se ríen, mirándose con ternura unas a otras... Siento como la tierra del suelo acaricia mis pies descalzos... Y todo mi cuerpo vuela, ligero, fuera del espacio y del tiempo... Abro los ojos. Y me encuentro otros ojos. Nace una mirada. En el aire una mano invisible escribe con luz unos versos, un poema... Por una ventana entra la luna. Me sonríe. Se me acerca. Me roza la piel con sus dedos suaves. Me estremezco.... Cierro de nuevo mis ojos. Y la luna me lleva con ella, volando, al universo. Siento como en su regazo me acunan las estrellas...

     Varios milenos después abro de nuevo mis ojos. Veo la escalera. Subo. Se abre de nuevo la puerta. Y salgo al exterior. Me doy cuenta de que en una mano llevo un libro antiguo. No sé de dónde ha salido. Cojo la mochila. Lo meto dentro. Y sigo caminando. Delante de la puerta del albergue me encuentro a mis compañeros peregrinos. ¿Dónde te has quedado?, me preguntan. Y yo les respondo: Me acerqué a las ruinas y me caí en un cuento...

     En el albergue sellamos las credenciales. Conversamos un rato. Y luego vamos hasta la Iglesia. Y finalmente el bar, donde nos regalamos un buen desayuno, con bocadillo incluido... Me gusta este pueblo. Me gusta este momento. Me baila el alma por dentro. Soy feliz.

     A la entrada de Muruarte de Reta encontramos unos columpios. Bárbara se columpia como una niña. Ats hace estiramientos...

     Seguimos andando. A la entrada de Eneriz hay un bar con piscina. Un letrero reza: FREE PEREGRINOS... Paramos. Tomamos algo. Bárbara decide darse un baño. Ignacio también. Ats y yo nos limitamos a mirarles desde la terraza del bar, mientras bebemos agua y descansamos... Encima de una mesa hay un bolso en el que está escrita una frase: "LISTEN TO YOUR BODY"... Pasamos allí casi una hora... Salen de la piscina, se ponen la ropa de andar, cogemos las mochilas y seguimos... En el mismo pueblo de Eneriz buscamos otro bar para comer... (pues en el bar que tiene la piscina hoy no sirven comida porque justo esta noche les han entrado a robar...)

     Comemos con calma. Hoy lo estamos tomando con calma: es un día de fiesta.

      Después de comer volvemos a caminar. Estoy muy emocionado: estamos a punto de llegar a EUNATE... Tengo muchas ganas de llegar a Eunate. Hace once años pasé por Obanos, haciendo el Camino francés, pero iba tan agotado que no tuve fuerzas para desviarme hasta Eunate. Hoy voy muy bien y por fin voy a conocer Eunate... Saboreo lentamente los últimos metros antes de llegar... De pronto diviso la iglesia de Eunate a lo lejos... Me voy acercando mientras canto: "descálzate, descálzate, estás pisando tierra sagrada..."

     Cuando llegamos... ¡zas!... Sorpresa: Eunate cierra los lunes. Y hoy es ¡lunes!. Está cerrada. Y no va a abrir en todo el día... Pero la verdad es que no me importa demasiado. Lo que realmente quería era estar en el lugar. Verla por fuera. Sentir la magia y la energía de este sitio. Y la estoy sintiendo plenamente. Me descalzo. Doy una vuelta alrededor de la iglesia, por fuera del muro que la cerca. Me tumbo en el suelo. Pienso. Rezo. No tengo prisa. Estoy muy bien aquí. Además de nosotros cuatro, hay otros dos peregrinos en el lugar. Uno de ellos lleva más de cuatro horas aquí... Eunate es un lugar lleno de magia y energía...

     Al cabo de un buen rato decidimos continuar. Yo me quedo un poco detrás y camino solo. Me apetece saborear en silencio y soledad este momento. Llego a Obanos. Y continúo solo hasta Puente la Reina... Está siendo uno de los días más felices de mi vida...

     El albergue de Puente la Reina está muy bien. Sábanas limpias como no las había visto nunca en un albergue. Buenas duchas, bien diseñadas, y bien pensadas con caída e inclinación adecuada para que el agua se vaya hacia el desagüe y no lo inunde todo... Buen tendal. Jardín posterior... Si acaso un solo pero: una vez más los tornillos de las literas no están bien apretados... ¿Tan difícil será tener los tornillos bien apretados para que las literas no se muevan y no hagan ruido? No obstante este pero es insignificante en comparación con las grandes virtudes que presenta este albergue. Me gusta.

     Y ¡un montón de peregrinos! Acabamos de entrar en un mundo totalmente diferente: esto es Camino Francés. Hay un tremendo bullicio. Es como llegar del campo y entrar en una gran ciudad. La media de edad de los peregrinos baja de repente. Hay muchos peregrinos jóvenes. Hay muchas peregrinas guapas. ¡Y además se peinan y se arreglan!... Hay que ver cómo cuidan su aspecto físico y exterior los peregrinos del Francés. Los del Aragonés buscamos sobre todo saborear la libertad interior, el silencio y la soledad... En cambio el Camino Francés huele a fiesta, a música, a baile y a juventud... Y la verdad es que esto también me gusta. Me gustan todos los caminos, cada uno por un motivo diferente...

     Una parejita de peregrinos griegos que parecen muy enamorados se duchan juntos, a la vez, en la misma ducha... Esto no podría ocurrir en muchos otros albergues en los que difícilmente cabe una persona en la ducha... En el jardín posterior la gente se sienta en corros para conversar y para curarse recíprocamente las ampollas... Esto es diferente. Sí. Pero sigue siendo Camino. Camino Francés.

     Tras ducharnos y lavar la ropa, damos un paseo por el pueblo... Vamos por la calle Mayor hasta llegar al Puente... The Bridge of de Queen. Your Bridge... Allí nos encontramos a los Pedros. Nos acompaña además un italiano que hemos encontrado en el Albergue. Tomamos algo juntos. Y luego los Pedros se van, porque esta es su última noche y van a dormir de hotel... Y los peregrinos nos vamos a cenar un menú de peregrino en un bar cercano... Estamos Ats, Bárbara, Ignacio, el italiano y yo. Comemos. Conversamos. Nos miramos. Huele a amistad.

     Luego volvemos al albergue. Estamos un buen rato conversando con una peregrina catalana. Luego nos quedamos mirando al cielo en el jardín. Y finalmente decidimos irnos a dormir.

 

Día 14 de agosto de 2012

De Puente la Reina a Estella

Ha desaparecido la soledad

Esto es el camino: generosidad compartida, tanto con los conocidos como con los desconocidos...

Desapego. Nada nos pertenece. Todo se debe compartir...

Huele a infancia bonita.

     Nos levantamos sin prisa. Preparamos las mochilas. Poco después de salir del albergue encontramos un bar abierto en la misma calle Mayor de Puente la Reina. Allí tomamos un café. Sí. yo también tomo un café. Es el único café que tomo en todo el Camino de este año. Es más, es el único café que he tomado en varios años... Pero me apetece y me lo tomo... Me siento tan bien que es imposible que me siente mal...

    Vamos caminando juntos Ats, Bárbara, Ignacio y yo. Cada poco tiempo nos vamos encontrando con otros peregrinos. Ha desaparecido la soledad.

    Un pequeño cartel, a la vera del camino, dice: "Cadeau, Cadeau! Tout est bien. La vie es belle. Look behind you!" (Regalo, regalo!. todo está bien. La vida es bella. Mira detrás de tí!). Más adelante hay una rústica cruz de madera colocada sobre un montón de piedras. En una de las piedras está escrito: "I trust in You!" (Yo confío en Ti). El Camino está lleno de mensajes. Hay un alma detrás de cada piedra.

     Pasamos Mañeru y llegamos a Cirauqui. Antes de pasar bajo el arco, nos paramos en una tienda-bar. Compro una tableta de chocolate y le voy ofreciendo una onza a cada uno de los peregrinos que va llegando. Compro un bocadillo y lo comparto. Bárbara saca una bolsa de aceitunas y las repartimos también entre los peregrinos que espontáneamente se han sentado en el suelo, en plena calle. Llega una peregrina australiana, joven, guapa, alegre... Se para. Se sienta. Y empieza a descalzarse. Lleva unas buenas ampollas. Se hace las curas allí, en plena calle... Hablamos con ella. Sufrimos con ella. Es un buen lugar para compartir. Es un buen momento para la generosidad...

     Cirauqui es para mí uno de los lugares mágicos del Camino. Siempre que hablo de Cirauqui cuento la historia de un peregrino gallego que hace unos cuantos años pasó por aquí. Llevaba sed. Pidió un poco de agua en una casa. Se la dio una chica. Estuvieron conversando un rato. Se encendió una luz en sus almas... Y tiempo después acabaron casándose... Cirauqui enamora...

     Al salir de Cirauqui nos sorprende ver como en una finca, con ruedas viejas de coches, han dibujado un enorme mapa del mundo... Ask exclama: "Ah. Japón no está!" Y es cierto. Casi se han olvidado de dibujar Japón. En cambio España se ve perfectamente... En cualquier caso la visión del mapa a lo lejos, en la finca situada del otro lado de la vaguada, me parece muy hermosa...

     Seguimos caminando. En algún momento Bárbara empieza a sentir que le duelen las ampollas de sus pies... Le llevo su mochila durante un rato, hasta que encontramos un lugar para parar y sentarnos... Bárbara se hace las curas de las ampollas... Ats come una naranja. Ignacio se echa crema para protegerse del sol, yo hago fotos... Y todos descansamos un poco...

      Llega una chica que va caminando muy lentamente. Le duele mucho una rodilla. Se para. Bárbara saca un tubo de voltarén, le baja la rodillera a la chica y le da un masaje mientras le unta con el voltarén... Luego le regala el tubo y le dice que se lo dé dos veces al día... Esto es el camino: generosidad compartida, tanto con los conocidos como con los desconocidos...

     Un poco más adelante, a la derecha del camino, una placa y una vieira nos cuentan en danés la historia de Arne Skov Schmidt, un peregrino de 76 años, que falleció en este lugar el 16 de mayo de 2011. No es el único. A lo largo del Camino son muchos los pequeños "monumentos" levantados en memoria de peregrinos fallecidos. El Camino no es un mal lugar para morir. Prefiero morir andando, viviendo, soñando, sonriendo... antes que morir aburrido en un sofá viendo la tele... Prefiero vivir intensamente y morir viviendo, antes que vivir muerto por miedo a la vida.

     Sobre un mojón, en medio de unas piedras, encuentro una pequeña filarmónica. La cojo y empiezo a tocarla. No lo hago bien. Pero aún así la música me hace estremecer por dentro. Es impresionante el ver como la música puede remover todo nuestro interior, y hacer que todas nuestras células bailen...

     Casi sin darnos cuenta llegamos a Lorca. A la izquierda del Camino hay una fuente y unos columpios. Nos paramos. Bebo agua hasta saciarme. Quizás casi un litro. Luego me mojo la cabeza. Me columpio como un niño. Huele a infancia bonita. Hay un grupo de peregrinos jóvenes. Juegan en el tobogán. Les hago una foto. Sus caras están radiantes de felicidad. A uno de ellos le regalo la filarmónica... Desapego. Nada nos pertenece. Todo se debe compartir...

     Tras un buen rato de pura fiesta, retomamos el Camino. A la salida del pueblo Bárbara y yo nos paramos para hacer unas fotos de unas flores. Y luego seguimos. Nos comunicamos con un inglés simple y con unas miradas complejas. Le propongo un juego: que ella me hable en polaco y me diga todo lo que le apetezca. Y yo le hablaré en castellano y le diré también lo que me venga en gana. Yo no le entenderé nada. Y ella a mi tampoco. Pero los dos seremos libres de decir todo lo que nos apetezca... Acepta. Durante un buen rato vamos hablando. Ella en polaco y yo en español. No tengo ni idea de lo que me dice. Y ella no entiende nada de lo que yo le digo. Pero no importa. Nos conocemos lo suficiente para saber que no nos estamos insultando... Es la conversación más original que he tenido en mi vida...

     Un poco después alcanzamos a Ignacio y a Ats. Y juntos llegamos a Villatuerta. Están en fiestas. Al pasar por el pueblo identifico la farmacia donde hace once años compré "compids" para mis doloridas ampollas... Y al final del pueblo veo la puerta de la casa donde hace también once años un hombre y una mujer me dieron un vaso de agua... en un momento en que iba solo, agotado, con todo el cuerpo dolorido, hundido y muerto de sed... Ese vaso de agua no lo he olvidado nunca... Lo he recordado a menudo desde entonces... Y siempre que lo he recordado he dado las gracias por aquellas dos personas... Hoy al pasar veo que la puerta de la casa está cerrada... Me hubiera gustado que estuviera abierta... y ver a los señores... para recordarles aquel momento... y para expresar todo lo que ha significado en mi vida aquel vaso de agua...

     Al final de Villatuerta me quedo haciendo fotos de la Iglesia. Los demás siguen. Ahora me toca hacer solo estos 4 kilómetros que faltan para llegar a Estella. También hace once años los hice solo. Pero entonces fueron para mí un infierno. Un momento inacabable de enorme sufrimiento... Hoy en cambio son un juego, un paseo, una fiesta... Hace calor. Pero me siento fuerte. Me siento bien. Voy sin ampollas. No tengo agujetas. En realidad no me duele nada. Y casi no noto el peso de la mochila... Han pasado once años desde que hice esta misma etapa que estoy haciendo hoy. Entonces fue una larga mañana de sufrimiento. Hoy es un intenso y continuo momento de felicidad. Es increíble la diferencia. Me siento muy bien al comprobar que ahora, once años después, me siento físicamente mucho mejor... y que mentalmente soy también mucho más fuerte... En verdad tras estos once años siento que he rejuvenecido... Aunque a veces las fotos parezcan decir lo contrario...

     A la entrada de Estella hay una fuente a la izquierda del camino. Adornada con un bordón y una calabaza. Un letrero escrito en la piedra comienza diciendo "buen pan y excelente agua...". Bebo. Me refresco. Y sigo andando.

    Un poco más adelante, en un muro, veo escrita una frase: "Que la prisa no te robe el corazón". Me gusta.

     En la puerta del albergue me están esperando Ats, Bárbara e Ignacio. Entramos. Ats y Bárbara se registran y cogen una cama. Nosotros sellamos y nada más. Hoy ya no dormiremos aquí sino en el tren...

     Nos duchamos. Hay muchos peregrinos: coreanos, japoneses, austriacos, españoles también, por supuesto... Ats encuentra otro peregrino japonés... Huele a fiesta y a Camino, a Camino Francés...

     Luego nos vamos a comer. Los cuatro juntos. Sabemos que nos queda ya muy poco tiempo. Pero todos al unísono y sin ponernos de acuerdo decidimos vivir el presente y no anticipar el funeral. La comida es muy divertida. Los gestos y los comentarios de Ats. Las ocurrencias de Bárbara. La cara que pone Ats cuando ve que Bárbara le echa aceite al yogur natural... Conversamos. Nos reímos. Nos miramos. Estamos plenamente felices. Huele a luz, a cielo y a plenitud... Me gusta este perfume...

     Volvemos al albergue. Convencemos a Ats de que meta parte del peso de su mochila en una caja. Y que nos lo entregue. Nosotros se lo llevaremos a Galicia. Y luego, cuando él llegue a Santiago, nos llamará y se lo llevaremos a Santiago para devolvérselo. Así podrá caminar mucho mejor, llevando un peso normal en su mochila... Es difícil explicar todo esto por gestos y con unas cuantas palabras de español simple. Pero lo logramos. La fe mueve montañas. Conseguimos una caja... Y luego salgo a buscar una cuerda para atarla... Pregunto en un super, pero no la tienen... Luego veo un anticuario... Entro. Me atiende un señor mayor. Tiene cara de ser una persona feliz. Le digo: "voy a pedirle algo que no tiene"... "Entonces me vas a pedir dinero" "No, no le voy a pedir dinero... No es dinero lo que necesito... Lo que me hace falta es un cordel... Porque un peregrino japonés lleva una mochila muy grande y le hemos convencido de que meta todo lo que le sobra en una caja para llevárselo nosotros a Galicia y devolvérselo cuando él llegue... y ahora necesitamos una cuerda para atar la caja..." Él escucha con atención mi relato... y dice... "pues si es así, por supuesto que tengo un cordel..." Entra en su casa y sale con un ovillo de cuerda. "¿Cuánto le debo?" "Nada, por supuesto. Esto lo pongo yo para colaborar en esa buena obra"... El mundo está lleno de gente buena...

     El bus sale a las ocho de Estella, en dirección a Logroño. Ats y Bárbara nos acompañan a la estación. Llevamos nuestras mochilas. Y además entre dos llevamos la caja... nos da todavía tiempo de sentarnos un rato a conversar mientras esperamos el bus... No hay ni atisbo de tristeza. Sabemos que es el momento del adiós... Pero no es momento de tristeza sino de alegría y de agradecimiento por todos los momentos maravillosos que hemos compartido... Además este es el instante perfecto para ejercitar el desapego: Nada es tuyo, nada te pertenece... Disfruta con la luz del sol mientras es de día y no llores cada vez que el sol se pone... Detrás de cada oscura noche nace siempre un nuevo día... El Camino y la vida siguen... Siempre siguen...

     Llega el bus. Abrazos. Miradas. Adiós. Hare mae, hara ra, kia hora. Nos encontramos, nos saludamos, nos decimos adiós. Es el Camino. Es la vida...

     Pero lo importante es saber vivir siempre el presente. Y no llorar por el pasado, ni sufrir por el futuro...

     En Logroño tenemos que esperar varias horas hasta que llega el tren. A la una y cinco subimos. Dormitamos en los asientos. Y a las nueve y cuarto de la mañana llegamos a Ourense. María viene a recibirnos.

     Al llegar a casa pesamos la caja de Ats. Son doce kilos y medio. Y más de otros tantos han quedado en su mochila... ¡Estaba caminando con más de 25 kilos a cuestas!...

     Al aterrizar en casa reflexiono brevemente: He estado once días caminando. He sido intensamente feliz durante casi todo el tiempo ¿Han sido los once días más felices de mi vida?

 

    (Agosto de 2012)

 

PD1: Sábado, día 01-09-2012: Bárbara llega a Santiago. A las 12 asiste a la misa del peregrino. Vuela el botafumeiro.

 

PD2: Domingo, día 09-09-2012: Atsu llega a Santiago. En su facebook alguien escribe:

Atsu está en Santiago. Santiago está contento.

Conversan:

Atsu: "He venido de Japón para verte"

Santiago: "Y yo llevo aquí 2000 años esperándote. Gracias por venir".

 

 

 

 

No foro dos rillamillas, o amigo Marcos deixoume este comentario, que fala desta crónica:

"PARABENS AMIGO JUAN

Amigo Juan, estou lendo a túa última experiencia no camiño de Santiago na páxina de Galicias.
Cando te vexa nos camiños con Rillamillas xa che contarei as miñas sensaciós máis persoais do que estou lendo, porque ademáis e se mo permites gustaríame preguntarche cousas do que estou lendo.
De momento só decirche que a miña idea era ir lendo capítulo a capítulo, vendo cada día unhas pouquiñas fotos sobre o capítulo que vou lendo, pero non sei o que ten o que escribes que leo un capítulo, apago o ordenador, e o cabo duns minutos, volto a acender o ordenador, volto a ler o mesmo capítulo e un anaquiño do seguinte.

E moi fermoso o que escribes, e sobre todo a paixón e o sentimento co que o fas me ten fascinado.

Moitas grazas e parabéns sinceros".

 

 

*****

"24 de junio de 2013. Día de San Juan. Festivo en Galicia.

Hoy es el día de mi santo. Varias personas me felicitaron. Unas en persona. Otras por mail, por teléfono, por sms, por facebook... Tenemos mil maneras de comunicarnos... Y todos los canales son buenos cuando el mensaje es sincero y el remitente nos lo envía desde el corazón.

Estaba ya a punto de terminar un día cuando sonó el teléfono. Una voz suave, conocida... "Hola Juan. Soy Montserrat, la madre de Xenia. Muchas felicidades"

Una gran felicidad me recorrió por dentro. Sentí en mi interior el fresco y maravilloso perfume de lo sorprendente. No me esperaba esta llamada.

Ha pasado casi un año desde aquella tarde de agosto de 2012 en la que nos encontramos a Montserrat y a Xenia en el albergue de Jaca, haciendo el Camino Aragonés... Aquella tarde en la que les contamos nuestra experiencia de tres días por el Camino en Francia... Aquella tarde en la que Xenia dijo: "Ah, pues eso de ir a Francia a mi también me gustaría". Y así fue: al día siguiente cogieron el autobús y se fueron a Olorón.

Monserrat esta noche me dió las gracias desde lo más profundo de su corazón. Me contó que pasaron unos días maravillosos en el Camino en Francia. Y que les quedó un recuerdo muy especial del albergue del Monasterio de Sarrance. Un lugar que tiene el perfume de las cosas verdaderamente esenciales: la sencillez, la bondad, la humildad, el amor, la generosidad... Allí, donde los peregrinos, los huéspedes y los monjes cenábamos y desayunábamos juntos, conversando en varios idiomas, pero en un mismo lenguaje: el del corazón.

También me contó Montserrat que han leído la crónica del Camino que hice yo y que está escrita en estas páginas, y que incluso la han impreso para dársela a leer a algunos de sus amigos, y que mucha gente la ha leído... Y que algunos han llorado de emoción leyéndola.

La verdad es que esta conversación me ha llegado a lo más profundo del alma. Y ha sido para mi un maravilloso regalo por mi santo.

Gracias Monstserrat por regalarme esta maravillosa sorpresa"

(Juan, 24 de junio de 2013)

 

 

 

pie camino santiago Hola Amig@... déjate acariciar por la magia del Camino...

"I came to find God in me. And now I find Him everywhere. I have to bring this back to my daily life, where I actually live now. "Cami" means "God" in Japanese" (Wrenn)

"Caminar es besar la tierra con los pies" (Juan)


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