galicias >> Camino de Santiago >> Camino Francés y Camiño a Fisterra y Muxía


Historia Efemérides  Pensamientos de Peregrinos Cartas de peregrinos El Camino de Bruno
Camino francés Camino del Norte Camino primitivo Camino Portugués Camino inglés
Santiago-Fisterra Camino Aragonés Vía de la Plata FOTOS Camino con Viaauria

Cacabelos-Trabadelo Trabadelo-Cebreiro Cebreiro-Triacastela Triacastela-Sarria Sarria-Portomarin
Portomarín-Palas Palas-Castañeda Castañeda-Santa Irene SantaIrene-MontedoGozo SANTIAGO
Santiago-Negreira

Negreira-SantaMariña

SantaMariña-Dumbría Dumbria-Muxía Muxía-Lires
Lires-Fisterra

"... pero, en calquier caso, ¡el Camino de Santiago existe! y en él se encuentra la magia, el espíritu y la simiente de un mundo nuevo, más humano, mejor y diferente". (Juan)

 

CAMINO DE SANTIAGO CON VIAAURIA 

 

El camino de Bruno  

Primera etapa: de Cacabelos a Trabadelo

Segunda etapa: deTrabadelo ó Cebreiro

Tercera etapa: de Cebreiro a Triacastela

Cuarta etapa: de Triacastela a Sarria, pasando por Samos

Quinta etapa: de Sarria a Portomarín

  "Unos días camino y otros Camino. La diferencia para mi es que unos días me limito a pasar por el recorrido de mi existencia sin más, y es cuando camino; y otros días procuro poner en cada mirada a los demás, en cada palabra, y en cada gesto, algo agradable, y además de manera sincera, que no sea una pose o una careta, y ese día creo que Camino. ....
     Peregrinar no es solo andar y andar por tierras desconocidas hacia un santuario, es hacerte mejor cada día que andas... El Camino no es una carrera. Por eso: "no corras, Camina""(Salvador, 12-10-03)

"El Camino tiene magia. Puedes encontrarla y compartirla, pero no intentes controlarla" (María, 2003)

"Todos los que hicimos el Camino hemos experimentado esa fuerza, esa magia. Y todos nos preguntamos alguna vez de dónde procede. Quizás lo más razonable sea una convergencia de factores: aire puro, esfuerzo, días en los que nos despojamos de todo lo supérfluo y en los que hay tiempo para la introspección y para llegar a lo más auténtico de nosotros mismos" (Helena, 2008)

Camino de Santiago. De Cacabelos a Trabadelo, pasando por Villafranca del Bierzo.

     Cacabelos. Lluvia. Sábado, 16 de enero de 2010. Año Santo Compostelano. Viaauria vuelve al Camino de Santiago, recordando la experiencia vivida en el 2004.

     Mamá Helena vuelve a caminar, tras más de un año de ausencia, por maternidad. ¿Con quién queda Mateo?. Con los abuelos, supongo.

     Esta vez son tres autobuses. Ciento y pico personas. Muchas caras nuevas.

     Se prevé un día "horribilis". Se anuncia lluvia. Y mucho asfalto bajo los pies. El ejercicio de ennadamiento es más necesario que nunca. Borrar todos los deseos. No desear nada. No esperar nada...

     Al bajar de los buses toca vestirse. Pantalones de agua. Polainas. Chuvasqueros. Paraguas. Muchos paragüas. ¿Paragüas en el Camino? ¿Peregrinos con paragüas?. Esto suena raro. Porque ¡los peregrinos no llevan paragüas!. Crisis de identidad? ¿Qué demonios somos?. En el bus nos han dado a cada uno una credencial. ¿Esto para qué sirve?. ¿Donde y cuando hay que sellar?. A ver. Tranquilidad. Estamos empezando. Muchos de los presentes no han dado nunca un paso por el Camino.

     Tomamos un café. Hacemos una foto para retratar el comienzo. Los primeros pasos. El bebé que ya deja de serlo y empieza a gatear...

     A la salida de Cacabelos cruzamos el río Cué, no, perdón, que no es Cué, que es Cuá, el río Cuá... y a nuestra derecha vemos el Santuario de la Virgen de las Angustias. Es una bonita imagen para despedir un pueblo. Un bonito adiós. Cuentan que aquí está instalado un moderno albergue de peregrinos, con habitaciones dobles. Esto de albergue con habitaciones dobles también me suena raro. Los albergues suelen ser con habitaciones múltiples. ¡Y tan múltiples a veces, y si no que se lo pregunten al de Burgos, por ejemplo!. Hoy parece que todo me suena raro. ¿No será que soy yo el que estoy raro?. Sí. Estoy buscándome. ¿Caminante o peregrino?. No acabo de ubicarme.

     Vamos por el arcén de la carretera. Apenas hay tráfico. Llueve, aunque no mucho. Llegamos a Pieros. Y luego dejamos la carretera y sentimos la suavidad de la tierra bajo los pies. Una agradable sensación. Un hermoso camino, entre viñas. La niebla al fondo, escondiendo las montañas. Una bonita imagen. Es una grata sorpresa sentir algo blando bajo las botas y respirar el silencio del campo. Algún que otro pajarillo. El ruído del agua. La mirada cariñosa de las cepas sonrientes. Empieza la música de la naturaleza.

     Villafranca nos recibe con los brazos abiertos. El albergue a la derecha. A la izquierda la Iglesia de Santiago, con su hermosa Puerta del Perdón. El Papa Calixto III concedió a los peregrinos que estaban enfermos o impedidos el privilegio de que al pasar por esta puerta reciben la misma indulgencia y beneficios que si hubieran llegado a Santiago. Buscamos la Plaza Mayor, y allí entramos en un bar para comer. Menú del pergrino: 10 euros. Caldo de primero. Chuleta de buey de segundo. Postre: flan casero, natillas caseras. La verdad es que ambas cosas están muy ricas. Las dos del postre, digo. El resto, aceptable.

     En la comida reímos un montón. A la salida el dueño del bar nos pregunta: ¿Y ustedes qué están haciendo por aquí?. Caminando. Haciendo el Camino. Contestamos. Y él añade: sí, pero vienen en autobús para caminar solo un día, ¿no?. Es que se nota bien que su cara y su forma de moverse y de comportarse es muy diferente de las de los peregrinos.

     Habrá que aceptarlo: somos todavía caminantes. Todavía nos falta algo para convertirnos en peregrinos.

     Salimos de Villafranca. Llegamos al lugar donde el Camino presenta dos alternativas: Por la montaña, con una buena subida y una dificil bajada, es decir, con cuestas pindias... Y la otra alternativa, por el arcén de la carretera, llaneando. La mayoría escogemos esta última. Algunos valientes se atreven con la primera.

     Ha parado de llover. El asfalto resulta bastante monótono. Tras cuatro kilómetros y pico de arcén, nos desviamos a la derecha y llegamos al pueblo del Pereje. Aquí el camino se vuelve de nuevo hermoso. Pero la belleza nos dura poco. Pronto volvemos al duro arcén. Es momento de mirar de nuevo hacia adentro y recordar que esta primera etapa debe ser así: tiempo de purificación.

      Un poco más adelante volvemos a salir del arcén y nos desvíamos de nuevo a la derecha. Una carretera sin coches nos introduce en medio de un bosque donde abundan los castaños. También hay robles. Y a la vera del río Valcarce chopos. Vuelven a oirse los pájaros, el agua y el silendio. Suena de nuevo la música de la naturaleza. Y así, en medio de esta sinfonía de los sentidos, llegamos a Trabadelo, fin de nuestra etapa de hoy.

      Tenemos tiempo de recorrer el pueblo. Nos paramos un buen rato junto a la Iglesia. Charlamos con unos cuantos gatos. Encontramos un peregrino francés que busca donde dormir. El albergue está cerrado. El otro albergue que había también cerró hace tiempo. Es un señor un poco mayor. No habla castellano. Lleva una enorme mochila. Se está haciendo de noche. Le acompañamos a un hostal. Pregunta. Le dicen que por una habitación le cobran 21 euros. Le parece caro y se va. Dice que lleva saco y que se apañará para dormir en cualquier sitio. Es cierto que ha parado de llover... pero la noche se anuncia fría y oscura. La verdad es que estamos en enero, a las puertas de Galicia, y no parece una buena noche para dormir "en cualquier sitio". La vida es complicada, a veces.

    Nos da tiempo de tomar algo mientras va anocheciendo. A las 19:30 los autobuses inician el viaje de vuelta hacia Ourense.

     Y así termina un día tranquilo y relajado. Un primer contacto con una nueva forma de hacer el Camino. Un día bonito. Alegre a pesar de la lluvia.

     En el bus cierro los ojos y duermo. Sueño. Un angel me pregunta: ¿Juan, qué haces aquí?. Estoy haciendo de nuevo el Camino, le digo. Y él me insiste: Hoy has caminado, has sido bueno y agradable con tus compañeros, te lo has pasado bien, has notado en tu interior el olor y el color de Viaauria, has tenido un buen día, ha sido una bonita andaina. Pero no te olvides de que el Camino es otra cosa: necesita soledad, sacrificio, tiempo para la reflexión... Poco a poco tienes que ir construyendo en tu interior esa transformación profunda, pasando de caminante a peregrino... Sabes muy bien que las sensaciones del peregrino son muy diferentes a las del caminante. Si de verdad quieres hacer el Camino necesitas soledad, silencio, sacrificio y conversión... Y también la alegría del encuentro con la verdad de tu ser esencial, con la belleza de la naturaleza y con el corazón de otras personas compartiendo trozos de alma en sincera conversación...

     Al cabo de un rato me despierto. Estamos pasando al lado de Monforte. En la tele del bus ponen un documental sobre el cambio climático. Es de noche, muy de noche. Sonrío en silencio. Me acuerdo del ángel, y pienso: en cualquier caso, sea caminante o peregrino, lo cierto es que me siento bien. Pero también es verdad que en la próxima etapa me gustaría volver a sentir en mi sangre el calor de las sensaciones propias del peregrino. Y estoy convencido de que así será, pues la subida al Cebreiro es siempre intensa e inolvidable...

     Con todo el cariño del mundo, escribo esto para todos vosotros, mis compañeros de Viaauria, deseándoos a todos que en algún momento de este Camino, que hoy hemos iniciado y que vamos a compartir, sintais en lo más profundo de vuestro ser las auténticas sensaciones de los peregrinos... Esas sensaciones que tocan las raíces más profundas y que ayudan a crecer como personas...

     Yo, por mi parte, confieso que hoy he sentido y vivido la magia de Viaauria... pero que en las próximas etapas espero sentir también la magia del Camino...

(Juan, 16-01-2010)

DE TRABADELO A O CEBREIRO

Sábado, 20 de febrero de 2010.
Las previsiones meteorológicas son tremendas:
temperatura máxima: +4
temperatura mínima: -3
cota de nieve a partir de los 600 metros
probabilidad de precipitación 100%

     Si tenemos en cuenta que O Cebreiro está a 1293 metros de altitud… llegamos a la conclusión de que según las previsiones vamos a encontrar una buena nevada, y lo probable es que tengamos que hacer toda la subida desde las Herrerías a O Cebreiro abriendo camino entre la nieve. Si ya de por sí es difícil subir las empinadas cuestas que conducen a O Cebreiro, el subirlas con nieve y nevando, y con un frío endemoniado, se me antoja casi imposible.

     Todo esto me ha tenido bastante preocupado durante los dos últimos días, no tanto por mi, que al fin y al cabo nací en medio de la nieve, cuanto por el resto de la gente, entre la que puede haber algunos que no estén muy acostumbrados a sobrevivir en medio de un monte cuajado de nieve…

     Pero al final, como veremos, la realidad no tiene nada que ver con las previsiones.

     Esto me lleva una vez más a pensar que tengo que aprender a no preocuparme antes de tiempo, por problemas imaginarios… pues muchas veces esos problemas no llegan a existir… Y sufrir por lo que puede pasar, antes de que pase, es una pérdida de tiempo… ¡Pero mira que lo se, y me lo digo muchas veces, pero no acabo de aprender! Conozco muy bien el sencillo principio de vivir el presente, peo en muchas ocasiones no consigo aplicarlo a mi propia vida.


     Las previsiones meteorológicas no debieron asustar a casi nadie, pues los tres autobuses salen de Ourense a la hora prevista y llenos de gente, con todas o casi todas las plazas ocupadas. Y además e ve que la gente va contenta, más llena de ilusión que de miedo…

     En Trabadelo desembarcamos en una cafetería donde nos sirven bien y pronto, a pesar de que abarrotamos el local de repente… Yo llevo un enorme pan de Rodeiro y disfruto repartiendo trozos del mismo a todo el que los quiere para que los tomen con el café… Y la verdad es que está rico.

     Salimos de Trabadelo descansados y llenos de energía, y a un buen ritmo en muy poco tiempo nos comemos los 4,6 km de carretera y por terreno llano que hay hasta llegar a La Portela. A la derecha nos recibe una estatua de Santiago. A la derecha vemos la iglesia. Tras cruzar este pueblo seguimos a paso rápido durante un poco más de un kilómetro hasta llegar a Ambasmestas (“aguas juntas”), lugar donde se juntan los ríos Balboa y Valcarce.

     Seguimos llaneando por la carretera comarcal durante 1,8 km más y llegamos a Vega de Valcarce. Un bonito pueblo, con una bonita iglesia consagrada a su patrona María Magdalena. Está abierta. Entramos para sellar la credencial. Enciendo una vela de un euro y rezo un rato. Creo que nunca en mi vida había encendido velas en las iglesias. Pero desde hace unos meses lo hago y pido por una amiga que lo necesita.

     En este pueblo hay una farmacia. Y Ángeles, que estrena botas, entra para comprar remedio para una ampolla que le ha salido en el talón del pié derecho. Consecuencia lógica de ir a andar con botas nuevas. Esto empieza a oler a Camino.

     El pueblo de Vega de Valcarce me parece bonito y acogedor. Me siento muy a gusto. Y empiezo a notar la agradable sensación de ser peregrino. Respiro naturaleza. Escucho como canta un gallo. Disfruto con el colorido de las casas y de los montes. Hay un rico perfume formado por la síntesis de dos fragancias maravillosas: Viaauria y del Camino. Huele bien. Muy bien.

     Otros 2,2 km nos conducen rápidamente a Ruitelán, pequeño pueblo escoltado por los gigantes puentes de la autovía Madrid-Coruña. Impresionantes. El pueblo parece un juguete al lado de ellos. Al otro lado, a la izquierda, en lo alto de un monte, se ven las ruinas de un castillo.

     Por momentos parece que empieza a hacer frío. Seguimos caminando durante otros 900 metros y llegamos ya a Las Herrerías. Son aproximadamente las 13 horas. Un poco antes de la entrada del pueblo, a la izquierda, vemos un restaurante que tiene el evocador nombre de El Paraíso del Bierzo. Nuevo y grande. Algunos entran allí para comer. Pero este no es nuestro sitio. Pili, la jefa de nuestra panda, ha reservado en A Casa do Ferreiro, un pequeño restaurante situado en medio del pueblo.

     Las Herrerías es una bonita aldea, rodeada de prados y de bosques. En ella hubo hasta hace un siglo varias fraguas. Y a ello debe su nombre. A la entrada cruzamos un pequeño puente romano. Y en medio del pueblo encontramos nuestro restaurante. Lo regenta la familia Mosquera: María, la cocinera, su marido José Manuel, y su hija María la pequeña. Nos atienden de maravilla. De primero fabada y sopa: cada cual se sirve de lo que le apetece, pudiendo repetir todas las veces que quiere. Y ambas están como para chuparse los dedos. ¡Y el pan ni te cuento! Y de segundo carne: chuleta de cerdo, filete de ternera o pechuga de pollo. También en abundancia. Y, para acompañar, patatas fritas y ensalada. Para beber vino y agua… Y el vino debe de estar muy rico, a juzgar por los coloretes y las risas que produce. De postre flan, cuajada, tarta de castañas… Café e infusiones. Y de regalo unos chupitos… Y todo ello por el precio de diez euros por persona. Y además todo regado con grandes dosis de amabilidad y alegría. Y la comida con poca sal y con pocas especies, lo cual también es de agradecer.

     Buena comida, buen ambiente, música de fondo, harmonía en el aire, alegría, y mucha risa. Todo ello en un sitio pequeño, alegre y acogedor. Sin humos y sin ruido. Un buen lugar, que se puede recomendar a cualquiera. En el libro de firmas de los peregrinos dejamos constancia escrita de nuestro agradecimiento.

     La comida y la sobremesa se prolongan hasta las 15.30. Hasta este momento la etapa ha sido un suave paseo por terreno llano, por el fondo del valle “encarcelado” de las tierras de Valcarce.

    Caminando por Las Herrerías nos encontramos con tres gallinas que van haciendo el camino, mientras un perro las saluda y les dice "buen camino". Ver para creer.

     Salimos de Las Herrerías por una carretera casi llana, que luego asciende un poquito, y llegamos al lugar donde hay una bifurcación y unas flechas indican de frente para los bicigrinos y a la izquierda por un camino de tierra para los peregrinos de a pié. Por aquí vamos. Y tras cruzar un pequeño regato empieza de verdad la subida a O Cebreiro. Una empinada cuesta, con curvas y contracurvas, nos obliga a meter primera y a subir con calma.

     Vemos un matrimonio que está trabajando en una finca. Les preguntamos: “¿Cómo se llama este sitio?”Nos contestan: “Boucelo. Este lugar se llama Boucelo... Cuando lleguen a La Faba se van a acordar del Boucelo”.

     Subimos muy lentamente, para no asfixiarnos. Y llegamos a La Faba, donde nos sorprende el campanario de su iglesia, que se muestra imponente, en lo alto. Nos desviamos para visitar la iglesia de San Andrés.

     La Iglesia de La Faba está dedicada al apóstol San Andrés. En la puerta principal aparece gravada una concha de Santiago en la piedra del dintel. La iglesia tiene dos capillas laterales, una dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y la otra dedicada a la Virgen del Camino. La casa rectoral, sita al lado de la iglesia, ha sido restaurada por la asociación alemana “Ultreia” para albergue de peregrinos. La parroquia está atendida por los franciscanos. En el atrio de la iglesia podemos ver una estatua del apóstol Santiago, que a juzgar por su apariencia da la impresión de ser de muy reciente factura.

     Entramos en el albergue que hay al lado de la iglesia. Está lleno, pero no de peregrinos. Un grupo grande de jóvenes tocan la guitarra y cantan canciones. Les acompañan un fraile franciscano y varias monjas de esta misma orden. Entramos para saludarles. A algunos les conozco por haber participado con ellos el pasado año en la Pascua de Familias, en el convento de Canedo. Con ellos compartimos un agradable rato de conversación. Alguien comenta que las monjas son muy guapas, y que la serenidad de su rostro transmite una profunda sensación de paz. Es algo que he notado en otras ocasiones. Es una paz que viene de dentro, del fondo del corazón... Me fijo en que al menos una de las monjas va con sandalias, sin calcetines... ¿Cómo es posible que no tenga frío en los pies si estamos más o menos a cero grados? Muchos otros si fueran calzados así estarían tiritando de frío. Ella en cambio sonríe apaciblemente mientras habla tranquilamente con un joven peregrino ucraniano que también se ha parado un rato en este albergue.

     Seguimos el camino. El tramo de La Faba a Laguna de Castilla lo hago solo. Por fin encuentro de verdad y plenamente el sentimiento de ser peregrino. Escucho el silencio. Saboreo la soledad. Respiro el aire puro. Cojo un trozo de nieve virgen y la meto en la boca, para sentir su frescura, como hacía cuando era niño, a escondidas, para que no me riñeran. Regreso a la infancia. Contemplo la nieve en las montañas. Oigo los cantos de los pájaros y los sonidos de la naturaleza. Escucho el sonido de mis propios pies al caminar. Noto en la planta de mis pies la energía del corazón del mundo, al saber que estoy pisando donde otros muchos han pisado antes durante más de mil de años. Recuerdo los versos de mi amigo Suso Ferro:

"Este universo é obra dun Deus;
pero os camiños son dos meus avós.
Meu camiñante, andar é sagrado:
pisas e bícate quen xa morreu"..

     Y además está el paisaje. Este tramo, desde La Faba a Laguna de Castilla, mirando hacia atrás, muestra quizás uno de los paisajes más hermosos del Camino. Es fantástico.

     En Laguna de Castilla hay varios perros enormes, sueltos, con cara de bonachones. No asustan. En el medio del pueblo escucho una música muy agradable. Proviene del Bar La Escuela. Entro. Tomo un acuarius de limón. Al cabo de un rato llega un peregrino ucraniano, con una mochila grande, de las de verdad, y con un bastón muy “enxebre” y fotogénico. Se para. Charlamos. Poco después llegan Luisa y José Manuel. Tomamos algo todos juntos. Charlamos con los que regentan el bar. Les preguntamos como se llaman. Son hermanos. Él se llama Isidro. Y ella Luzdivina. ¡Luzdivina! Le cuento que una vez, en el Camino a Finisterre, un día que andábamos perdidos, muertos de sed y de hambre, y hablando de si existe o no existe Dios, de pronto, tras una curva, apareció una casa a la vera de la carretera. Llamamos, nos atendió una señora, que nos dio agua, conversación y alegría. Y al irnos le preguntamos su nombre. Y también se llamaba Luzdivina. Alucinamos. Al parecer las “Luzdivina” aparecen siempre en momentos especialmente mágicos.

     En el aire se respira la magia del Camino. Hacemos fotos y fotos. Es bonita la luz de la tarde. No tenemos prisa.

     Son las 18:30. Nos quedan dos kilómetros y medio para llegar a O Cebreiro. Tenemos entendido que tenemos que estar en el Autobús a las 19:30. Empezamos a caminar de nuevo. Sin prisas. Disfrutando del paisaje, de la vista de las cumbres nevadas, de la nieve que ya podemos tocar al borde del camino. A veces incluso podemos pisarla.

     Llegamos al monumento que indica que termina León y empieza Galicia. Nuestra Tierra. Se siente ya el olor de O Cebreiro, y se nota ya toda su carga de energía positiva. Justo cuando entramos en O Cebreiro sentimos como la nieve cruje bajo nuestros pies. Es fantástico.

     Vemos los autobuses. Ya está la gente dentro. Son las 19 horas. Y, al parecer estábamos equivocados: la hora de estar en los autobuses no era la de las siete y media, sino la de las siete. Hemos llegado incluso un poco tarde. ¡Prometemos no volver a despistarnos! Subimos y empieza el viaje de vuelta.

     No ha habido tiempo para más. Nos ha quedado pendiente un paseo por el hermoso pueblo de O Cebreiro, una visita a sus pallozas, que aquí son casas, y no hórreos como son en Laguna de Castilla, una visita a la siempre impactante iglesia de Santa María… Pero otra vez será.

     Así termina un día completo. Redondo. Bonito. Pleno. De los que no se olvidan. Un día con sabor a Camino. Y con color Viaauria. Una buena mezcla. Me gusta. Me gusta mucho.

     Por cierto, ¿sabéis como se apellida Luzdivina?. Luzdivina Santín Carrete. Lo de Santín tiene gracia. Y lo de Carrete me recuerda a una muy buena amiga que también se apellida así. Cierro los ojos y pienso. ¡Luzdivina! Quizás la subida a O Cebreiro ha estado hoy llena de Luz Divina. O… ¿quizás lo está siempre? Esta es, sin duda, una de las etapas más significativas del Camino. Una de las etapas que no se olvidan, que te tocan por dentro, y que siempre se recuerdan.

(Juan, 20-02-2010)

pie camino santiago Hola Amig@... déjate acariciar por la magia del Camino...

"I came to find God in me. And now I find Him everywhere. I have to bring this back to my daily life, where I actually live now. "Cami" means "God" in Japanese" (Wrenn)

"Caminar es besar la tierra con los pies" (Juan)


TOP: Ir al INICIO de esta página

Bienvenid@, a Galicias.com

©Juan Rúa. emaile-mail

Ver el libro de Visitas Dejar un mensaje en el Libro